Análisis

FraNCISCO g. lUQUE rAMÍREZ

Maldito tiempo

El viento me ha privado de recuperar mis hábitos deportivos cuando más ganas tenía de hacerlo

Hace casi dos semanas, hablando con una buena amiga, me propuse dar un giro radical a mi vida e invertir gran parte de mi tiempo libre a realizar planes sanos, volver a practicar deporte y ponerme en forma de cara a un verano al que me gustaría llegar con menos barriguilla cervezera, aunque en la Isleta del Moro ya estén curados de espanto. Otra cosa muy distinta es que finalmente lo logre, viendo mi inexistente fuerza de voluntad en lo referente a este reto en los últimos días. Y es que uno se acostumbra a la barra del bar, a esa Estrella Galicia (sin gluten) fresquita, acompañada por su hueva de caballa a la plancha a las 13:00 de la tarde de un martes cualquiera en La Salada, y créanme, es muy complicado dejar el tercio para irte a correr por el Paseo Marítimo. Sé que me entienden. Pero bueno, pese a lo complicado de volver a tener hábitos deportivos cuando visitas los bares ocho veces en semana, al final tienes un arrebato de lucidez saludable y te propones desempolvar tu bicicleta, esa que tienes sin frenos, para salir a dar una vuelta y medir tu aguante en un día que se presenta muy propicio para ello, porque libras y además hace un sol que se agradece. Y ahí te ves, con bici, con ganas y con varios caminos donde elegir para disfrutar pedaleando, ¿qué podía salir mal para no llevar a cabo ese plan tan perfecto? Pues que, de repente, llegara un temporal de viento de varios días que te prive de tu derecho a iniciar una vida más sana cuando más claro lo tienes, a encontrar ese punto de inflexión hacia un día a día sin resacas, sin correr el riesgo a que el botón de tu pantalón salga disparado cuando te sientes en un taburete. ¡Maldito tiempo! Para una vez que estaba decidido a tener agujetas y me convierto en una víctima inesperada del cambio climático. En fin, tendré que volver a recuperar esas ganas de sudar cuanto antes y espero que en esa próxima ocasión sí acompañe la climatología. Mientras, a la espera de que vuelva a invadirme el espíritu deportivo, ¡caña aquí!

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