Análisis

javi montoya

Se apagó la luz

Diego Martínez le ganó la partida a Ramis, por mucho que quiera reflejar otra realidad

Seguía yo dando vueltas, poco antes del partido en Pamplona, a lo de Ramis el sábado anterior tras la victoria ante el Lorca, con esa imagen de alivio en su gesto tras el gol de falta in extremis del Tino pero luego hablando de un triunfo que daba tranquilidad y despejaba "las dudas de algunos". De lo que no tengo duda es de que hay 'caso Motta': se quedó en el banquillo al descanso en Soria y no ha vuelto a entrar en una convocatoria. Tampoco entró esta vez Gaspar, su socio en banda derecha las tres primeras jornadas, en las que se abusó de 11 tipo. No lo tendrá tan claro ni estará tan tranquilo Ramis cuando en Copa la revolución fue total: sólo repitieron Joaquín y Caballero en aquella alineación de Cádiz sobre los titulares de las tres primeras jornadas ligueras. El delantero argentino ha seguido ahí, pese vivir de las rentas de aquel primer gol de la temporada en Tarragona. Sin embargo, el chaval de Huércal se quedó en el banquillo de El Sádar para dejar su sitio a Owona. Ni Morcillo ni Mandi, tarjeteados y sacrificados en otras ocasiones como ante el Lorca al principio de la segunda parte: le tocó la china al hijo de Mascarica, como a Verza hacerle hueco al Tino.

Así, Osasuna arrasó en los primeros 20 minutos pero su falta de acierto y el de René hizo que la UDA se viniera arriba y, en la primera jugada de ataque por banda izquierda, Nano centró con la derecha, Caballero la dejó pasar -quizá con intención-, Pozo centró -yo diría que quería tirar- y ahí estaba Fidel para marcar el 0-1. Sin mucho más llegó el descanso y, tras él, lo peor. Acaso no tan súbito como el apagón de Soria, la luz de la UDA en Pamplona se fue apagando y dos chispazos de Osasuna nos dejaron a oscuras. Diego Martínez le ganó la partida a Ramis, por mucho que quiera reflejar otra realidad con su linterna.

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