Pepe Criado desarrolló su espíritu libre dejándose llevar por su enorme curiosidad, por tanta magia esparcida en los senderos del mundo. Inquieto y versátil por naturaleza, después de abandonar la dorada jaula de un trabajo fijo en un lugar concreto, renegando de un sueldo aceptable, para disgusto de su humilde familia, marchó a Granada; ciudad donde había nacido un par de décadas atrás.

Dotado de esa honda sensibilidad que atesoran y suele distinguir a los grandes y sencillos seres humanos, se involucró en cuanto proyecto artístico tuvo al alcance. Desde el teatro a los relatos, su poesía visual que cedida por él al Centro de Poesía Visual de Berja, se aventuró en la pintura y en los entresijos de la palabra, entre los intervalos que suele la cronología remarcar. Se zambulló igualmente en el lado espiritual de su existencia, desarrollando una templanza y un pacífico carácter que dejaba entrever a un ser más evolucionado de lo común. Fruto de esos aprendizajes escribió un libro, ya agotado, que solían celebrarle: Dirige tu mente.

Desde ahí o de su innata generosidad siempre accedía a los demás tendiendo, afable, a la vez su mano y su franca sonrisa. Notable gestor cultural, siempre entusiasta, siempre animando a toda persona que se cruzaba por el camino en la cual intuyese el filón de alguna cualidad artística.

Presidió la asociación de trovo Candiota en el poniente almeriense. Estudioso, durante décadas, de la cultura oral Andaluza, recogió y conservó testimonios tanto sonoros como escritos, así como gráficos. Archivos que donó, con el apoyo del poeta y escritor Ismael Diadié Haïdara, para su digitalización al Centro de Interpretación Musical de Andalucía, entidad que anteriormente publicó un volumen suyo sobre el trovo. Fomentó y propició, igualmente, encuentros y festivales en Latinoamérica, Italia y otros países reuniendo a troveros y repentistas. Dio forma a varios libros que reúnen los quehaceres poéticos de algunos de los más reconocidos troveros de Almería y Granada.

Cultivó una poesía comprometida de incuestionable denuncia social, siempre del lado de los más desfavorecidos. Escribo como quien tira un ladrillo, decía.

Durante casi cuatro años, en la etapa final de su vida, realizó un sueño largamente acariciado: A Letra Impar la hizo tangible su esfuerzo, entusiasmo y su tesón, nació la editorial a la que durante años fue dando forma en su mente. Doy fe de hallarle siempre inasequible al desaliento y de asumir, por mi parte, la incómoda tarea de tener que situarle constantemente a ras del suelo en los asuntos más mundanos.

Casi treinta publicaciones, en distintas colecciones se hicieron realidad: poesía, narrativa, oralidad, ensayo… y todo cuanto no pudo ser y se quedó en el cajón de los proyectos.

De su puño y letra dos novelas: El almendro en flor roja y la póstuma Utopía caníbal, publicada por la editorial SoldeSol, se suman a su labor creadora. Además de decenas de relatos publicados y algunos poemas en antologías, Eros en el espejo, poemario que escribimos a cuatro manos, publicado por la editorial sevillana Arma Poética.

Son tantos los datos que escapan a mi conocimiento sobre su trayectoria vital, este escrito testimonia solo algunas pinceladas. Por cuanto mi ignorancia aquí omite pido disculpas. Sé que cada persona que le conoció conservará la claridad de su presencia, el encanto de su sencillez y su generosa alegría.

Yo, con infinita gratitud hacia la vida, me quedo con todo aquel tiempo juntos, con haber tenido el privilegio de acompañarle en el cuidado hasta tu último latido.

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