Análisis

Raúl piñeiro

Pulgas para dar y regalar

La plantilla acuciada por lesiones y las sanciones debilitan aún más al equipo

Ya lo dice el refranero popular: "A perro flaco, todo son pulgas", que viene a significar que las desgracias no vienen solas y se suelen cebar con los más débiles o necesitados.

El Almería tiene pulgas de sobra. Con una plantilla acuciada por las lesiones, que obligó a Lucas Alcaraz a tirar de tres futbolistas del filial para completar la convocatoria a Granada, las expulsiones o sanciones de sus futbolistas vienen a debilitar aún más a un equipo bajo mínimos.

Este fin de semana, ante el Córdoba, en un duelo vital por la permanencia, no podremos contar con Rubén Alcaraz, el auténtico timón del equipo en la media. Como digo, las lesiones y sanciones se ceban con un Almería muy necesitado y, por si esto no fuera suficiente, el viernes, en el Nuevo Los Cármenes, tuvo que vivir el lado amargo del fútbol.

El conjunto almeriense se había dejado ir al final del primer tiempo y al comienzo del segundo, y el Granada, con la mejor plantilla de la categoría, donde varios de sus suplentes serían titulares en nuestro equipo, no desaprovechó la ocasión para ponerse con el 2-0.

A partir de aquí, el cuadro almeriense hizo lo más difícil, no bajar los brazos, acortar distancias con un magistral lanzamiento de falta de Rubén Alcaraz y llevar la euforia a los aficionados al rescatar un punto en el descuento con el gol de Morcillo. El empate a dos habría hecho justicia al esfuerzo del conjunto almeriense.

El problema es que, con el gol de Morcillo, todos, incluidos los propios futbolistas, nos olvidamos de que el partido aún no había acabado.

La complacencia de nuestros jugadores hizo que no impidieran que se jugara un solo minuto más, parando el partido, abusando del "otro fútbol", aquel que nuestros rivales explotan contra nosotros, perdiendo tiempo y sacando de quicio al personal, pero que a nosotros nos cuesta asimilar.

Así, sobre la bocina, el Granada lograba el 3-2, llevando el delirio a las gradas locales y la desolación e incredulidad a una afición que, pese a las continuas bofetadas que se lleva, no puede estar curada de espantos. Esperemos que ante el Córdoba nos toque una buena tarde y un mejor resultado…

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