Tras la salida del equipo de Lucas Alcaraz está claro que la lupa va a estar puesta sobre la plantilla. Como dice un buen amigo mío, ¿tan malos son los entrenadores que han pasado en las últimas temporadas por el banquillo del Almería?

No lo sabemos a ciencia cierta, pero los resultados son los que mandan y en este caso y tras casi dos meses sin ganar un partido, los resultados han acabado con la paciencia de un buen hombre, como es Lucas Alcaraz, que llegó al Almería tremendamente ilusionado y que se ha marchado antes de lo previsto.

Alfonso García hizo lo que pudo para enderezar el rumbo del equipo, con lo que podía, en el mercado de invierno -no pudo hacer más porque el tope salarial se lo impidió y, como todos sabemos, no quiere verse ahogado por las deudas- Lucas Alcaraz hizo lo que pudo para reconducir un equipo a la deriva.

Ahora el turno es de los jugadores, de los que cada domingo se visten de corto, para ese grupo que anda en deuda hace ya muchísimo tiempo con una afición desesperada, desencantada y que apunta ya directamente al vestuario de los males de un equipo que no juega un pimiento al fútbol y que aburre hasta las ovejas con su pobre fútbol, con su falta de competitividad y de compromiso en estas últimas jornadas que le han acercado al precipicio de la Segunda División B.

Ahora desde el vestuario se pide el apoyo de la afición. ¿Cuándo le ha fallado la afición al equipo? El equipo sí que le ha fallado a la afición y anda muy en deuda con ella y a poco que las cosa no salgan, aparecerán los pitos y el enfado de la grada para con unos jugadores que han metido al equipo en esta encrucijada y son ellos los que tienen que sacarlo de ahí.

La pelota, y nunca mejor dicho, está en el terrado del vestuario. Ellos serán los responsables del desenlace final de la temporada. Fran Fernández, una víctima de no haber hecho la plantilla las cosas como deberían de haberse hecho. Por cierto, Fran, suerte, que la vas a necesitar.