Carta del Director/Luz de cobre

El Caso Facturas

Las declaraciones del "Caso Facturas" dejan tras de si un reguero inimaginable de mala gestión pública

El llamado "Caso Facturas", el entramado montado en la Diputación Provincial en la época de Juan Carlos Usero como presidente, en el que presuntamente se malversó casi un millón de euros en todo tipo de tropelías, ha puesto en entredicho la imagen de una institución que ha sido señera en los últimos 40 años. La declaración en el juicio del que fuera vicepresidente, Luis Pérez Montoya; de la exsecretaria del Patronato de Turismo, Teresa González y de los empresarios Francisco Guerrero, Leitour Viajes y JoaquínConde, Publifiestas Conde, han dejado tras de si un reguero de "mierda" que deja en mal lugar a todos los que en aquellas triste época gestionaron el dinero de los pueblos de la provincia.

Hasta ahora habíamos sospechado o imaginado lo que se coció en la institución durante años. A la espera de que culmine la vista y conozcamos la sentencia, el que de verdad ha "tirado de la manta", dejando desnudos a todos o casi todos, ha sido el administrador de Leitour Viajes al admitir, sin empacho y sin ambajes, que su empresa emitió facturas falsas por valor de 321.000 euros. Además, puso en el punto de mira a la exsecretaria del Patronato de Turismo, como la persona que decía que había que poner en los conceptos por los cuales unos pocos vivían de 'gañote'.

Tras su declaración quedan pocas dudas sobre el procedimiento de la trama para poder detraer fondos públicos en beneficio de unos pocos. Un camino emprendido en los inicios como hechos puntuales y que con el paso del tiempo se ejerció con regularidad, hasta el extremo de que "me llamaban por teléfono para decirme el lugar y el viaje que debía facturar y yo a veces me inventaba hasta los nombres". Como ven, con el mayor de los descaros, sin reparos y sin la vergüenza que un gestor público debe tener cuando trabaja en la administración de todos, se monta un chiringuito en el que los viajes, las comidas y los gastos superfluos era una constante para unos pocos que vivieron como jeques, creyendo que aquello era poco menos que jauja. Ahora de lo que se trata es de delimitar las responsabilidades de cada uno, de quién partió la idea de una trama que nunca hubiéramos conocido si aquellos que salieron del gobierno por los votos de los ciudadanos no hubieran tenido un mal perder. Se empeñaron en tensionar la vida política en la administración provincial, cuando no disponían de mayoría suficiente y se encontraron con una denuncia que va quedar en la historia de esta tierra como uno de los casos más graves de corrupción durante la democracia. Y lo que es peor, que pase lo que pase con la sentencia, los protagonistas van a tener complicado deshacerse de la imagen negativa que han acumulado durante los años de instrucción del caso. No es para menos.

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