el lobo gentil

Chipo Martínez

La Gioconda y olé

EN el instituto, tenía yo un amigo, nacido en París, al que le molestaba que contase chistes de aquellos que empezaban con lo de "estaban, una vez, un francés, un inglés y un español...", y que al final siempre perdía el francés. Cuanto más afilaba mi sarcasmo, menos tardaba él en mostrar un arrebato patriotero y chovinista. Y yo le azuzaba -siguiendo la broma- con lo de la paliza que le dimos a Napoleón, y a su imbatible ejército, con cuatro arcabuces medio rotos. Se lo tomaba tan mal que dejó de ser mi amigo. Definitivamente, nuestros vecinos del norte no tienen sentido del humor. Mejor dicho, tienen un humor con un solo sentido, o sea, si son ellos los que se ríen de los demás.

Lo más triste es que los galos, cuando hacen gala de su peculiar ironía, delatan su atávica envidia, devenida de un complejo de inferioridad no asumido. Jamás aceptarán que los del otro lado de los Pirineos, que apenas acaban de salir del subdesarrollo, les den sopas con honda en el Roland-Garros, en el Tour o en el Mundial de Futbol. Los Guiñoles del C+ hicieron risas con el bueno de Nadal. Otros humoristas continuaron la chanza con la Gioconda española, mostrándola inflada de anabolizantes.

Cree el ladrón que todos son de su condición, porque a nadie se le escapa que quien inventó el dopaje fue uno de los símbolos galos más indiscutibles: Astérix,.

Y a propósito de Gioconda, la del Prado, rejuvenecida y más vistosa que su hermana del Louvre, está despertando un interés internacional que seguro incomoda a los franceses. Y puede que aun afloren otras sorpresas interesantes.

La primera conclusión de los expertos es que fue pintada en el taller de Davinci, a la par que la de París. En los análisis efectuados, se han detectado pigmentos, como lapislázuli o laca roja, que eran demasiado caros para ser usados por los aprendices y supuestos autores.

La tabla de la pintura española es de nogal, madera noble, mientras que la francesa es de chopo, más humilde y barata. Según el itinerario de la pintura, la del Prado vino de Florencia y es posible que proceda de quien hizo el encargo, Francesco del Giocondo, marido de Lisa. Leonardo pudo haberse llevado consigo una copia con la que ensayar su técnica de "sfumato" hasta su muerte.

Otro dato es que el gran Rafael hizo un boceto de la pintura en el propio estudio de Davinci, en el que se ve una barandilla que no aparece en la francesa, pero sí en la española. Así que nuestra Gioconda podría ser la original. No sé si un golpe tan formidable lo resistiría el pundonor gabacho. Ya me imagino a Sarkozy pidiendo doble pedestal para hacerse la foto con Rajoy.

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