Carta del Director/Luz de cobre

Los alcaldes se suben el sueldo

Elevar la nómina al inicio de legislatura para los que rigen los destinos de los 103 pueblos de la provincia ya es un clásico

NO hay nada como el inicio de la legislatura para que un alcalde o alcaldesa se suba el sueldo. Por delante quedan cuatro años, en los que aquellos vecinos que consideren que es un dispendio o un gasto innecesario tengan la oportunidad de olvidarlo y, en consecuencia, perdonarlo. Elevar la nómina al inicio de la legislatura se ha convertido en un clásico para muchos y muchas de los que rigen los destinos de los 103 pueblos de la provincia. Conste que no todos lo han hecho al tomar posesión y otros tantos seguro que no lo harán. Incluso, los hay, que dedican su tiempo y muchas veces su dinero a la gestión pública y a la ayuda de sus vecinos sin coste alguno.

Toda esta perorata viene a que en las últimas semanas nos hemos encontrado con las “denuncias” de la oposición, en las que ponían el dedo en el ojo de las nóminas de los primeros ediles. En estos casos poco importa el color político, porque si ustedes se van al Boletín Oficial de la Provincia (BOPA) o a las actas de los plenos respectivos comprobarán que nadie se libra del “pecado” venial de la subida. Es la lógica, quiero entender, a la subida de la inflación del último año y de la contención habida durante la pandemia.

Siempre creo que nadie es caro. En el caso de los alcaldes tampoco. Jamás me leerán una sola crítica a la remuneración de tal o cual cargo público. Entiendo que ninguno de ellos o de ellas debe salirle a las arcas municipales más o menos costoso. Lo que tenemos que tener en cuenta, y ahí si debemos estar vigilantes, es si lo que lo pagamos corresponde generalmente con la gestión que lleva a cabo. Pongamos un ejemplo fácil para comprender el argumento: usted, usted o usted es un empresario y acaba de contratar un trabajador al que le paga, pongamos por caso, dos mil euros al mes. Una cifra respetable, por encima de la media. El trabajador en cuestión, feliz y radiante con su nómina, es capaz de producir por valor de tres mil euros. Por tanto, el superavit es de mil euros, lo que justifica, con creces, su salario. Si, por el contrario, el trabajador sólo es capaz de generar por valor de 1.000 euros, el dividendo neto para la empresa es negativo, lo que implicará, más pronto que tarde, que el trabajador en cuestión tenga los días contados.

Quiero dejar claro que un Ayuntamiento o cualquier otra administración no debe entenderse como una empresa en su gestión. Hay determinados aspectos que no tienen nada que ver y tienen otro carácter. Lo que les quiero advertir, es que nadie es caro o barato. Depende, y mucho, del valor añadido que genere. Así pues, un primer edil del pueblo que ustedes quieran pensar, que se haya subido el sueldo, antes de criticarlo hemos de poner sobre el fiel de la balanza su gestión, su trabajo y la generación de riqueza que ofrece a su municipio. Y es a partir de ahí cuando podremos poner negro sobre blanco la crítica más ácida y exacerbada o el halago y el aplauso más contundente.

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