Creo que nunca la he compartido con todos vosotros, pero tengo una convicción que me resulta de una evidencia terrible y que puede ser un recurso para determinados momentos de la vida. Quede claro, de entrada, lo que quiero decir con recurso: me ciño a la segunda acepción del DRAE donde se dice que es el "medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para conseguir lo que se pretende". Pues eso, que hoy me quiero detener en el recurso a la excusa presentada en problema ajeno como solución coyuntural, cuando lo sensato, honrado y justo es que fuésemos capaces de localizar la raíz del problema en un entorno más cercano, incluso en uno mismo.

Imagina, por un momento, un problema laboral en una comunidad autónoma en el ámbito de competencias transferidas desde el Estado en tiempo pretérito. Pues bien, lejos de reconocer el problema en su ámbito de competencias, la autoridad comunitaria lo identifica, en primera instancia, en un contexto de confrontación política e intereses contrarios a su color político. Superada una primera fase, la reivindicación no cesa: toca la transferencia inversa; es decir, se lo reasignamos al Estado, que habría de solventarlo subsidiariamente. Entre ambas fases podemos ver que hay una elipsis donde han desaparecido, por completo, las competencias y responsabilidades autonómicas. Y esto funcionaría muy bien, eventualmente.

Fue como la reacción de Trump cuando en las recientes elecciones de media legislatura sentenció que si los representantes republicanos obtenían representación sería porque su impulso (el suyo, el de Trump) había sido esencial; y en caso de derrota son peones que hay que desechar para la tarea de hacer a América grande otra vez. Él siempre gana, y nunca se descubre a sí mismo como esa parte esencial del problema: él nunca puede ser el propio motivo de que una sociedad lo haya desenmascarado como cómplice de la posverdad (valga el palabro) y el bulo institucionalizado.

Hay un ejemplo más de a pie, que se me ocurre sobre la marcha, y es el de superar una crisis de pareja encontrando un chivo expiatorio sobre el que volcar tus energías, de modo que, por un tiempo pasajero, la pareja se descubre como por encima de ese hecho y cree que obtendrá un nuevo impulso para su relación. Pronto comprenderán que de nada les sirve poner a ese tercero a parir y que la solución solo puede pasar por asumir su propia responsabilidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios