opinión

Juan C. Pérez Navas

El sacrificio equivocado

UNA única palabra viene saltando de boca en boca de los señores del PP desde que accedieron al Gobierno de España: sacrificios. Nos los han ido pidiendo uno a uno y el último en hacerlo -por ahora- ha sido el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, quien este martes vino hasta Huércal de Almería para recordarnos a los almerienses que tenemos que hacer "sacrificios" si queremos que el país salga adelante.En su cuarta acepción, la Real Academia Española de la Lengua define 'sacrificar' como 'renunciar a algo para conseguir otra cosa'. Y efectivamente, el Gobierno nos ha presentado uno de sus primeros álbumes de recortes, la Reforma Laboral, como un sacrificio que nos permitirá resolver nuestro principal problema: el empleo.

El problema de esta Reforma Laboral, sin embargo, no es sólo que venga adornada con perversiones como eso a lo que el PP llama "contrato indefinido", dotado con un periodo de prueba de un año, lo que, en la práctica, convierte un supuesto "contrato indefinido" en un ventajoso "contrato temporal con despido libre y gratuito". Esta reforma laboral, además, empuja a los jóvenes a encadenar contratos de formación hasta que cumplan 30 años; pone grandes impedimentos a la conciliación de la vida laboral y familiar; y ningunea a los representantes de los trabajadores… por resumirla en pocas palabras. El PP nos pide estos enormes sacrificios, pero oculta que en la base no hay sino una enorme mentira: la de afirmar que con ellos vendrá la recuperación de nuestra economía.

Con una reforma laboral que facilita el despido y la reducción de los salarios, lo único que podemos aspirar a conseguir es más parados y cada vez menos trabajadores, pero un poco más pobres. No hace falta ser un lince para prever que, con esas condiciones sociales, el consumo se retraerá y la crisis, lejos de acabarse, acabará agravándose. Para recuperar el crecimiento, la economía española debe ser más competitiva. Hasta aquí estamos de acuerdo. Para conseguirlo, el PSOE propone avanzar hacia una economía basada en la innovación, que sea capaz de generar de empleos de calidad.

El PP, sin embargo, pretende incrementar la competitividad ofreciendo a los empresarios vías de ajuste rápidas a través de los despidos y la reducción de salarios. El problema de este camino de precarización es que, además de injusto, es inútil, porque siempre habrá algún país en el mundo dispuesto a ofrecer salarios más bajos y trabajos más precarios. Efectivamente, estamos ante un sacrificio, pero no es el que creíamos. Esta reforma laboral es el sacrificio colectivo de los trabajadores y parados españoles, abandonados a su suerte por un Gobierno miope y tozudo.

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