Empieza bien las fiestas...

Empieza bien las fiestas... / Antonio Lao

No hará falta acudir a Aristóteles para entender las bondades, mayúsculas o sencillas, de la justicia distributiva: “¡Empieza bien las fiestas! Coge una y deja para el siguiente”. Aplicaba el filósofo esa justicia a la asignación de los bienes en la sociedad y, hace ya veinticuatro siglos, no dejó de advertir sobre el inconveniente mal, y al cabo injusto, del igualitarismo. Ya que si este, en su concepción estricta, otorga igual cantidad de bienes materiales a cada uno de los miembros de una sociedad, los menos aventajados encontrarán perjuicio. Mejor, entonces, el principio de la diferencia y acercar la noción de justicia a la de equidad: dar a cada uno de lo que merece, que no es poco, por difícil que resulte. Ante una caja de botellines de cerveza, todas estas elucubraciones distributivas parecen tener poco sentido, ya que se trata de un reparto más prosaico, por menos elevado. Sin embargo, los grandes principios no solo son entelequias -también propias de la filosofía aristotélica-, sino el sustento de los comportamientos cotidianos, del desenvolvimiento ordinario, pues es en ese común estado de las cosas donde la injusticia distributiva puede dejar sin una cerveza, sin una prenda, con la que celebrar la fiesta, la alegría de hacer lo correcto. / Antonio Montero Alcaide

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