Una reunión necesaria y útil

La reunión de ayer entre Rajoy y Díaz no se quedó en la foto, sino que sirvió para que se anunciara la convocatoria del Consejo de Política Fiscal en mayo

La reunión mantenida ayer entre el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, entra dentro de la lógica política democrática más elemental. El que los dos máximos responsables de dos administraciones del Estado, la central y la autonómica, se vean para hablar de cómo solucionar los problemas de los ciudadanos no sólo es deseable y positivo, sino que debería de exigirse continuamente. Desafortunadamente, el buen tono de la conversación de ayer entre Rajoy y Díaz en la Moncloa no siempre es una realidad en el panorama político español, que lleva años viciado por una crispación que, a veces, impide los acuerdos más elementales. El bloqueo que actualmente viven los Presupuestos Generales del Estado -una situación altamente perjudicial para el conjunto de España- es una buena prueba de lo que decimos.

Además, la reunión de ayer tuvo la virtud de no quedarse en la foto y en las buenas intenciones, sino que sirvió para que Mariano Rajoy se comprometiese ante Susana Díaz y el presidente de Aragón, Javier Lambán (con el que se reunió, también en solitario, posteriormente) a convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) durante el próximo mes de mayo. Dicha convocatoria, que lleva reclamando insistentemente el Gobierno andaluz desde hace meses, es fundamental para debatir y diseñar un nuevo modelo de financiación autonómica, ya que el actual, a la vista está, apenas satisface a nadie. De hecho, la Junta no ha parado de denunciar en los últimos tiempos que nuestra comunidad ha perdido más de 5.522 millones de euros en los siete años de aplicación del mismo.

El problema, como en tantas otras cosas, es Cataluña. El Ejecutivo central opina que mientras no haya un nuevo Govern democrático y legal -y por tanto esté en aplicación del artículo 155- no se puede debatir una cuestión de tanta trascendencia para todas las autonomías. Sin embargo, desde la Junta se afirma que la crisis en Cataluña no puede seguir por más tiempo bloqueando la solución de problemas que son vitales para la gobernación de los territorios. No le faltan razones a la Junta, más si tenemos en cuenta que la ausencia de Govern se debe a la contumacia de un independentismo que, lejos de haber aprendido de los errores del pasado, se empeña en seguir obviando la ley y la lógica política más elemental para sumir a España en una crisis crónica. Hay que poner fin a esta estrategia y evitar que siga dañando los intereses de todos.

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