Tribuna

jOSÉ mARÍA mARTÍNEZ DE hARO

Escritor y periodista

Pedro ante la historia

Pedro ante la historia

Pedro ante la historia

Lo peor que podría ocurrir, ha ocurrido. Tras largos meses de espera enrocados en silencio sepulcral, el miércoles 15 de noviembre se presentó el Secretario Generaldel PSOE en el Congreso de los Diputados para iniciar el debate de su investidura como candidato a la Presidencia del Gobierno. El resultado trascurrió y se resolvió como era imaginable, 179 votos afirmativos y 171 votos negativos; matemáticamente dos Españas casi simétricas enfrentadas en cuestiones fundamentales para la gobernación. Jamás en cuarenta y cuatro años de democracia ha ocurrido algo semejante. La imagen más representativa de la trascendencia de esa investidura, es la imagen del candidato con el rostro enervado soportando los avisos y amenazas directas de los portavoces de los grupos parlamentarios secesionistas, acreditados por Sánchez como timoneles de la política española. Gabriel Rufián se permitió apuntarle con el dedo, mientras le amenazaba con la dependencia directa de ERC en su legislatura. Y en el mismo tono amenazante la portavoz de Junts y la de Bildu. Al margen de ideologías o simpatías esas amenazas al presidente humillado y genuflexo, son amenazas y humillaciones a España y a los españoles, a su presente y su futuro de parte de los que quieren derribarla ahora socios decisivos en esta etapa negra que comienza.

En su discurso de hora y media Sánchez no recurrió a la conciliación cuando las calles de España hierven de protestas contra su proyecto político. Cuando las emociones brotan en esta humillación. Cuando los manifiestos contra la Ley de Amnistía y el anunciado referendum de autodeterminación han soliviantado a todos los estamentos de la sociedad civil y se cuentan por decenas de miles las firmas de los altos funcionarios del Estado, de la Justicia, de la Academia, de las cátedras, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y de los millones de ciudadanos que no tiene otra voz que las manifestaciones callejeras. Todos convencidos y temerosos que entramos en una peligrosa etapa política por voluntad de una sola persona. Los más parecido al despotismo empapa las esferas gubernamentales. Un poco de humildad hubiera sido conveniente para limar asperezas y buscar algo tan necesario como la paz social y la convivencia ahora alteradas como nunca. Contra la prudencia y la propia razón el candidato y ahora presidente del gobierno, recurrió a la jactancia, la soberbia y un claro desprecio a sus adversarios parlamentarios retándoles con carcajadas histriónicas como muro de defensa ante las críticas a su candidatura y a sus declaradas intenciones legislativas. Con este inicio bronco y altanero un tono tabernario se instaló en el hemiciclo, entre improperios, amenazas y muescas grotescas. Sánchez se empleó a fondo como líder de la oposición a la oposición simulando que el candidato a presidente fuera Feijoo. La debilidad de su discurso radica en que ofreció un único argumento para solicitar el voto de los diputados; “España está al borde de caer en las garras de la extrema derecha a la que el PP ayuda en una especie de conjura contra la democracia para volver al franquismo”. Simple argucia para no introducir en el discurso ninguna referencia a la amnistía pacata ni al referendum de autodeterminación en Cataluña también pactado (la garantía que pronto se celebrará es la rotunda negativa de Sánchez sobre su celebración). Para que no hubiera dudas de quien marca los tiempos del presidente del gobierno, la portavoz de Bildu le avisó que sus votos valían otro referéndum de autodeterminación para el País Vasco e instalar la Republica Socialista de Euskalerría, naturalmente gobernada por Bildu y otras fiducias filo etarras. La realidad es que Sánchez está maniatado en la gobernación de España por colaboradores del terrorismo condenados a prisión, otros pendientes del posible inicio de imputaciones por participación en secuestros y crímenes como ha desvelado para conocimiento público el diario El Mundo. Sánchez se ha logrado aupar otra vez al poder en difícil equilibrio ayudado en pactos de mutua conveniencia por un fugado de la justicia española y otros condenados por participación en un proceso de independencia claramente delictivo que en 2017 Sánchez califico como “rebelión contra en Estado español”. También por aquellos que quisieron derribar la democracia española con tiros en la nuca.

Habrá que insistir a los desmemoriados que el PSOE perdió las elecciones generales en mayo de 2023 y volvió a perderlas en julio de 2023, el PP obtuvo 8 millones de votantes un millón más que Sánchez. Si bien es cierto y asi se ha probado en el Congreso que como perdedor de las elecciones ha logrado una serie de pactos logrando agrupar el número de votos suficientes para asegurarse el poder. De eso se trataba. ¿Qué credenciales mostró el candidato y ahora presidente del gobierno? Su palabra la arrojó por el desague del W.C. no vale nada, y eso lo saben todos los españoles incluidos singularmente los de su propio partido y sus socios de investidura. Como es sabido, Sánchez no es muy “leído” y por ello ignora que España conserva larga tradición y extensa cultura sobre el honor, “un hombre vale lo que su palabra vale”, es un dicho popular que sirve de referencia hasta nuestros días. En este sentido políticamente Sánchez no valdría nada, vale por supuesto como el gran pagador de tantos y tantos que quedarían a la intemperie fuera de las prebendas del poder. Millones de ciudadanos sin privilegios políticos es posible que no le confiaran presidir una comunidad de vecinos.

Las credenciales de los partidos y de los lideres que acompañan al presidente en esta nueva etapa “progresista” causan rechazo y alarma por sus anunciados propósitos; Puigdemont, Junqueras, Rufián, Otegui, Aizpurúa, Urkullu, Belarra, Montero, etc. han sido reconocidos entre la jungla política por Sánchez para maniobrar mediante pactos escritos y otros no conocidos con quienes detestan España ahora unidos al PSOE en un objetivo largamente esperado; liquidar la democracia española, desmembrar el Estado español, deslegitimar la Constitución de 1.978 , los Tribunales de Justicia y los Organismos e Instituciones que son pilares del Estado. Esa es la tarea anunciada en esta nueva legislatura. Estado débil, gobierno sin límite, Tribunales de Justicia deslegitimados, gobierno impune, controles derribados, poder único, constitución socavada, nueva constitución que diera paso a un Estado de Naciones con gobiernos sin alternancia posible. Es decir, un régimen autoritario gobernado sin contrapoder alguno por sediciosos, malversadores, prevaricadores, farsantes y ladrones y como siempre, con la sonrisa de los carlistas enriquecidos del PNV, todos en provechoso negocio. En el entorno del Congreso de los Diputados, centenares de jóvenes pacíficos manifestantes gritaban el nombre de España cuando entre sollozos y lágrimas conocieron la votación de investidura. Son lágrimas de quienes conocen que habrán de soportar esta etapa sin esperanza alguna. Pedro habrá de responder ante la Historia

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