El guardameta Bono no regresa con el resto de la expedición sevillista desde Atenas y se marchará directamente hasta Arabia Saudí para terminar de completar los términos de su incorporación al conjunto del Al-Hilal, que será su nuevo equipo después del acuerdo alcanzado con el Sevilla para un traspaso que se cifra en torno a los 20 millones de euros, aunque los dirigentes nervionenses esperan elevar un poquito más la propuesta pactada inicialmente.

Ya había advertido José Luis Mendilibar durante la rueda de prensa posterior a la derrota en los penaltis contra el Manchester City en la Supercopa de Europa que Bono difícilmente iba a continuar esta temporada como guardameta del Sevilla.

También se expresaban de idéntica manera sus compañeros, como Rakitic u Óliver Torres. El único que quería seguir manteniendo el misterio era José Castro, el presidente de la entidad, quien no decía la verdad ante los micrófonos de Movistar cuando entonces ya era un hecho conocido por prácticamente todos que Bono iba a jugar la próxima temporada en el Al-Hilal.

Según los enviados especiales de la prensa sevillana, el guardameta marroquí, por tanto, no se monta a un avión que debe despegar de Atenas para llegar a Sevilla alrededor de las 7:30. Paradójicamente, a pesar de estar en la élite de los guardametas del mundo, la cifra de lo que paga el club de Arabia Saudí está muy lejos de lo abonado por el resto de los fichajes, concretamente Neymar, Rúben Neves o Malcom, por el cual también pagaron 60 millones al Zenit ruso pese a no estar, para nada, en la élite del fútbol universal en estos momentos.

El único que se acerca a lo que se prevé que paguen por Bono es el central Koulibaly, traspasado por el Chelsea por 23 millones de euros, aunque hay que tener en cuenta que su rendimiento ha sido muy deficiente durante la pasada temporada en la Premier League.

Desde diferentes sectores se ha criticado que el precio de tasación para el traspaso de Bono fuera tan bajo, dado que el Al-Hilal se ha adaptado a esa cifra de 20 millones, cuando el poderío de los clubes saudíes lo podía haber llevado a apostar con una cantidad mucho más cercana a los 30 millones.