Carta del Director/Luz de cobre

Fin de la Feria, fin de las vacaciones

No se flagelen más de lo necesario. En once meses volverá al chiringuito, a la arena de la playa y al pescaito frito

La procesión de la Patrona, la Virgen del Mar, pone hoy punto y final a la Feria de la capital. Algo más de una semana en la que Almería se ha puesto sus mejores galas para que vecinos y visitantes comiencen a despedir el verano. ¿Cómo?, me dirán ustedes, si aún queda más de un mes de estío y calores. Los que así piensen tienen toda la razón, pero ya saben que en esta ciudad se termina la feria y se acaba el verano. Los que estaban de vacaciones en segunda residencia comienzan a volver a sus viviendas habituales y los visitantes hacen las maletas y vuelven a sus destinos de origen pensando ya en la vuelta al cole, el regreso al trabajo y el inicio del curso político.

Bajo estas premisas no me queda otra que dar la razón a aquellos que piensan, y se ha convertido en un famoso monólogo, que desde mañana la cabeza se olvida de las vacaciones para dar paso a la normalidad, a un año de trabajo por delante, con mil problemas por atender y por resolver y con la fuerza de voluntad necesaria y la recarga de pilas propia de las vacaciones, que nos ayuden a llevar la vuelta con la mejor de nuestras sonrisas, una actitud positiva y alejados de cualquier derrotismo o depresión posvaccional que puedan llegar y trate de inundar nuestro cerebro. No lo vamos a tener fácil, ya les advierto. A ver quién es el guapo que después de un mes bajo la sombrilla, cercano al chiringuito y con la cerveza fría, sin otra cosa que pensar que en el chapuzón, en qué tapa tomar ahora o en la crema solar que evite la ‘rojez gamba’ de todos los años, regresa a los quehaceres diarios y a la cotidianeidad sin una pizca de resquemor, una leve tristeza (bueno mucha)y cierto pasotismo, aderezado con los sonidos del tráfico de la ciudad, los mensajes que te recuerdan que lo bueno acabó y el traje y la corbata esperando en el armario cuando aún el calor no te permite casi ni respirar.

Pero no se apuren más de la cuenta. Ya saben aquello del “mal de muchos...”. Traten de respirar con normalidad, busquen su lugar del sofá que ya tiene su forma y que durante este tiempo había olvidado, encienda la televisión que regresan todos los programas, series y películas de golpe para recordarnos que el tiempo de asueto terminó. Y por si falta algo, ya verá como pronto le ofrecen la habitual colección o el montaje de cualquier automóvil por piezas para que usted se vaya haciendo a la idea de lo que viene. Hasta es probable que compre el primer capítulo o el vehículo de la promoción, pero al tercero ya le digo que se olvida y se arrepiente de haber picado, como otros muchos, por los recuerdos, por el pasado o por el simple hecho de coleccionar. Una actitud muy humana, que siempre nos lleva a acumular cosas inservibles que nunca más usaremos, pero que se acumulan en la estantería que está al borde de partirse por el peso y la acumulación de trastos. Pero no se flagelen. En once meses volverá al chiringuito, al mar y al pescaito frito.

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