La tapia con sifón

Penitencia cuaresmal

Hasta hace relativamente poco, la Iglesia católica mandaba abstenerse de carnes y derivados todos los viernes del año

En estas fechas la columna tiene que estar dedicada, como cada año, a la cocina de Cuaresma. Que, por lo que se ve en los menús que ofrecen en estos días varios restaurantes, no se salen mucho del potaje de bacalao con acelgas y garbanzos (o habichuelas), los boladillos de bacalao y algunas salazones y pescados. Hay muchas más recetas cuaresmales, no se olvide que, hasta hace relativamente poco, la Iglesia católica mandaba abstenerse de carnes y derivados todos los viernes del año. Luego suavizó la penitencia y la dejó en los viernes de Cuaresma. Excepto, claro, para los que se gastaran unos dinerillos en comprar la bula "de la Santa Cruzada", que fue su nombre primitivo y duró hasta 1966. De todas formas, las posibilidades de la cocina de las verduras y el pescado son inmensas. Sin llegar a la variedad actual, véase lo que, según cuenta Brillat-Savarin en su "Fisiología del gusto", estaba comiendo el párroco de X…cuando fue a visitarlo madame R…: un guisado con salsa de cangrejos (¿una "bisque"?), una trucha asalmonada, una tortilla de huevas de atún, una ensalada, un queso de Septmoncel (queso azul del Jura), tres manzanas y un tarro de confitura. Para que no queden dudas, el cura le dice a la señora "Mi comida os informará de lo que acaso no sepáis: hoy es día de vigilia, según las disposiciones de la Iglesia". No aclara si lo dijo con ironía, lo que está claro es que era de morro fino y que tenía bastante morro.

Mucho más frugal era don Quijote: una olla con carne todos los días, excepto los viernes, que comía "lantejas", se supone que viudas, ya que no se debía comer carne. Como Cervantes no dice con qué le guisaban las lentejas a Alonso Quijano, les sugiero un par de fórmulas sin carnes: con pota u otro cefalópodo y bastantes verduras en el sofrito. Vegetales, con un sofrito de cebolla y manzana rallada en vez del tomate; le va bien un poco de curry y arroz blanco para acompañar. En forma de crema, cociéndolas con un sofrito, caldo de verduras y comino. En vez de dos son tres, como los huevos duros del los Hermanos Marx. A ver si vamos variando un poco los menús "de Cuaresma". La verdad es que yo también acabo de hacer un potaje de bacalao con garbanzos y espinacas; el bacalao lo cuezo aparte, sin que llegue a hervir, y con esa agua, controlando la sal, hago el potaje. El bacalao lo añado al apartar.

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