El otro Sánchez Dragó

La historia del pensamiento no es un cuento de hadas sino una riña entre eruditos mal avenidos

Tras la muerte de Fernando muchas han sido las opiniones sobre su figura mediática. En mi caso yo puedo ofrecer una visión personal basada en la correspondencia de años que mantuve con él. Surgió a consecuencia de una entrevista que le hice y que se publicó en varios medios. Hace algunos años la publicó él mismo en el Dragolandia, de El Mundo. Me costó conseguirla, lo admito. Fue fruto de una negociación con su representante. Aceptó cuando le dije a éste que le transmitiera a Fernando si tenía lo que había que tener para concedérsela a un tipo como yo. Y aceptó para mi sorpresa. Es una de las pocas veces que ir de chulo me había funcionado. Pero como si fuese un reto Fernando aceptó. Desde entonces mantuvimos una correspondencia personal en la que abordamos diferentes temas y donde plasmaba su visión más personal del mundo. Puedo decir que Dragó era un 10% de Dragó. Eso no significa que no fuera lo que parecía, porque lo era, sino que solía exagerar su imagen pública. Por defecto había creado un personaje que crecía por sí mismo y que no le hacía justicia. El lobo feroz no era tan fiero. Recuerden, queridos lectores, aquella expresión del acervo popular: "perro ladrador, poco mordedor". No obstante, yo no solía coincidir con sus ideas políticas ni con las otras, lo que no significa que esa diferencia no me enriqueciera. Sus debates eran nutritivos. Todos deberíamos tener un contrincante de altura con quien ponernos a prueba y llegar a nuestros límites. Lo que defiendo de su trayectoria es la gran contribución innegable al mundo de la cultura, ya no sólo por su colaboración con los medios sino por la difusión de lo español en otros países. Fue un cultureta con un buen currículum. Y eso es una obviedad. Amén de que su imagen pública genere controversia el registro histórico no se puede rebatir. De todas formas no ha sido el único personaje controvertido del que podemos hablar. Hace poco murió Escohotado, otro clásico español al nivel de Gustavo Bueno. Y si vamos más hacia atrás podemos mencionar a los heterodoxos españoles donde está Salmerón. Más aún está Sócrates, Diógenes, etc. La historia del pensamiento no es un cuento de hadas sino una riña entre eruditos mal avenidos. Por eso hay que disfrutar de nuestros lobos feroces y de nuestras ovejas. Todos son necesarios. Adiós Fernando, hasta siempre. Ha sido una conversación larga e interesante.

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