Si, pero luego. O si, pero ahora no puedo. Con toda probabilidad esas son las expresiones que usamos cuando alguien nos lleva algún contenido de filosofía y los descartamos a priori sin apenas mirar de qué se trata o que incluso, en el caso de ser importante, tenemos otras cosas que hacer primero ya que eso no va afectarnos en nada. Y es que estamos acostumbrados a pensar que la filosofía se quedó en el instituto, en las enseñanzas medias, en ese examen de La Critica de la Razón Pura de Enmanuel Kant. Por eso ya no nos puede servir para nada salvo para adornar lo que hacemos con alguna frase o cita, entonces sí. Pero ¿para pensar sobre la vida de cada uno? Para eso obviamente están los libros de autoayuda y los youtubers, que son más directos y dicen lo que queremos escuchar. Además cuando tenemos un problema y llamamos a un amigo para tomar café nunca creemos que esas reflexiones existenciales que proferimos tengan algo que ver con la filosofía porque no usamos palabras extrañas ni citamos a los filósofos clásicos. Pero en efecto esos momentos de introspección son hacer filosofía. Porque la filosofía no es una lengua muerta sino un cuerpo vivo. No es solo esa asignatura del instituto que suspendimos y que odiábamos sino un conjunto de conocimientos útiles y válidos para la vida de cada uno de nosotros. Precisamente por eso nos lo enseñaron entonces para que tuviéramos esos recursos en nuestra mente. Quizás el planteamiento filosófico que más se asemeje a nuestra época sea el helenista o el pensamiento romano. En el primer caso porque partían de una sociedad en crisis y con necesidades urgentes de las personas en su faceta personal. Y en el segundo caso porque Roma tenía una visión del mundo eminentemente práctica y llevó la filosofía griega hacia esa vía, justo lo que deberíamos hacer nosotros. La palabra clave, querido lector, es Ataraxia. Por definición es un estado de serenitud e imperturbabilidad del ánimo que elimina la afección emoncional causadas por nuestros problemas y que te deja un espacio libre para implantar la felicidad. El helénico buscaba la Ataraxia y sabía que podía lograrla a través de la filosofía. La Ataraxia todavía es posible como respuesta a nuestras demandas interiores y la filosofía es el vehículo para lograrla. Querido lector dale otra oportunidad a la filosofía. Esta disciplina se merece un poco más presencia en nuestras vidas.

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