Sobre derechos humanos

Las tesis iusnaturalistas son la legitimación antropocéntrica para depredar y contaminar

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada por la ONU en 1948, es un intento de oficializar con carácter general las tesis iusnaturalistas emanadas de la aceptación del concepto de dignidad del hombre como un dogma incuestionable e irrenunciable. Estas tesis habían tomado cuerpo definitivo mucho antes, especialmente en las revoluciones burguesas del XVII y del XVIII que marcaron el camino para el advenimiento del mundo contemporáneo; muy singularmente en la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, redactada en Francia por la Asamblea Nacional Constituyente durante la Revolución, en agosto de 1789. Las tesis iusnaturalistas otorgan al hombre unos derechos per sé, esto es, naturales, por el mero hecho de ser hombre, sin necesidad de que este o aquel derecho positivo, de esta o aquella cultura, de este o aquel país, quiera reconocerlos. Y lo hacen solo para el hombre, olvidando al resto de especies que habitan el planeta y olvidando también al medio físico donde todas viven. Las modernas y más desarrolladas sociedades del mundo actual, que son las más destructivas y depredadoras, aceptan mayoritariamente estas tesis como un axioma incuestionable, un punto de partida imprescindible, y se escandalizan por el hecho de que no se cumplan y no se practiquen obligatoriamente en la mayoría de países del mundo. José Antonio Marina ha indicado en repetidas ocasiones que el concepto de dignidad humana ha sido el invento más eficaz en el desarrollo último del homo sapiens. Pero habría que precisar que dicho desarrollo –y dichas tesis iusnaturalistas- son la legitimación antropocéntrica para depredar sin freno al resto de especies animales y vegetales y para mermar y destruir –también sin freno- el medio físico y sus recursos naturales y energéticos. Si nos miramos como una plaga amenazante para el planeta, por ser la especie dominante y más abundante, la Declaración de los Derechos Humanos se tambalea. Especialmente en sus artículos del 22 al 27, que reconocen y postulan el derecho de todos los seres humanos a disfrutar el bienestar conquistado por los países más depredadores del mundo. Derechos permanentes a comida, vivienda digna, higiene, limpieza, vestido, salud, comodidad, ocio, etc; que dicho de otra manera son el derecho a depredar, ensuciar y contaminar para poder satisfacer esos derechos en beneficio propio. Meditémoslo; quizá lo mejor para el interés general del planeta –no para el interés nuestro- es que nos extingamos como especie (o plaga).

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