Del realismo español

El más genuino realismo, por su aspereza y austeridad, es históricamente el español

Araíz de la apertura del MUREC, y como ejercicio aclaratorio que pueda despejar dudas o dar solución a los debates que surjan sobre la definición de Realismo en las artes, procede precisar los límites y espacio propio de este estilo. Con carácter general podemos afirmar que, a excepción de la Alta Edad Media, casi todas las artes plásticas occidentales desde la antigua civilización griega hasta la irrupción de las llamadas primeras vanguardias a principios del siglo XX, son esencialmente realistas, pues su ámbito de representación imita la realidad tridimensional que percibimos por la vista. “Todo arte es imitación de la naturaleza”, dijo Séneca, y ya llevamos dos mil quinientos años en nuestra civilización poetizando el mundo desde una visión realista. Como movimiento artístico, el Realismo surgió en Francia a mediados del siglo XIX de manos de Courbet, reaccionando a la idealización y fantasía del Romanticismo. Su propósito era mirar la realidad de una manera objetiva y franca, sin acentos épicos ni grandilocuencias, y fijar los temas de la naturaleza y la vida cotidiana sin maquillajes. Así definidas las cosas, poco después Europa cayó en la cuenta que autores como Vermeer y especialmente Velázquez habían sido los padres del más genuino realismo. Podemos afirmar, por tanto, que a partir de ese momento, la evolución del Realismo a lo largo del XIX y principios del XX, como estilo consciente, consistió en el progresivo descubrimiento y deslumbramiento por la obra velazqueña y de otros grandes autores de la tradición española, determinando la aparición del Naturalismo internacional, una variante que se define por la necesidad de colocar siempre el caballete o el taller delante del motivo, para transcribirlo de una forma más objetiva, sin adulteraciones. El más genuino realismo, por su ausencia de retórica, su aspereza y austeridad, su franqueza en la observación del natural y su capacidad de penetrar -heiddegerianamente- en la esencia de la vida y de las cosas, es históricamente el español, desde Bartolomé Bermejo en el XV, pasando por el siglo de Oro –Velázquez, Ribera, Zurbarán-, Goya en el inicio del mundo moderno –que abre también la vía crítica y deformante de la realidad, tomando postura ética ante la misma-, Rosales, Sorolla y Zuloaga en los siglos XIX y XX, hasta Antonio López en nuestro tiempo. Y así está reconocido en el contexto general de las escuelas y países europeos. El Realismo, por tanto, es el estilo más definitorio de la esencia del arte más genuinamente español.

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