El frío del mar

Los empleados de las gasolineras visten con cuellos abrigados y gorros, como los marineros

En viernes fríos de invierno sólo hay una cafetería abierta. La cafetería es una cafetería de Hopper, solitaria, con mobiliario de estilo de cafetería americana de Hopper donde todo es igual incluso la ausencia de personas. La camarera espera algún cliente que quiera refugiarse del frío. Y del viento. El frío lo produce el viento y el viento lo produce el mar, luego el frío viene del mar. Almerimar en viernes fríos de invierno es el sitio más solitario y gélido del mundo cuando hace un viento desolador. Cierran casi todas las cafeterías, menos la de Hopper, donde se refugian apenas dos personas. Donde un café caliente te aleja por unos minutos del viento al que debes volver, como los marineros que se refugian en el castillo de proa durante unos minutos para volver a la cubierta e intentar tensar los cabos cuando el mar deja de ser romántico. Al salir del coche es imposible ponerse el abrigo o la bufanda y aún con jersey grueso y chaquetón el frío que trae el viento que viene del mar se te mete en los huesos. Es el mismo frío que tratan de mandar los marineros hasta la tierra más cercana, intentando arrojar todo el viento hacia allá para que se vaya del barco, pero no se va, ni del barco, ni de la tierra, porque el viento es inabarcable. Las masas de aire no se pueden dominar, ni se pueden suspender los trabajos, ni las expediciones, ni los viajes por mar, no se puede trabajar en condiciones aún así hay que salir a navegar por las autovías cogiendo bien fuerte el timón del coche, vigilando para que ningún golpe de viento lo desestabilice aflojando la velocidad y entrando despacio en los viaductos, evitando los camiones, sin adelantarlos. Todo lo inhóspito te abriga y la aventura no tiene épica. Poco a poco va oscureciendo, pronto, a las seis y media se termina el día, se termina la semana, y a al volver no albergas fuerzas para salir a ningún sitio al día siguiente, te quedas en sábado de casa, como los burgueses, que siempre están o trabajan en interior. Mientras todos los olvidados salen llueva o truene o sobre todo, haga un viento pertinaz, porque hace muchos días de viento al año y no se pueden perder. Los empleados de las gasolineras visten con cuellos abrigados y gorros, como los marineros. Tienen más frío que tú, no hay ropa de trabajo que lo remedie, no hay protocolos laborales que lo acojan, sólo hay viento y frío una única opción, que viene del mar.

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