Marky

Bajo los efluvios del alcohol nos fuimos a otro sitio al terminar el concierto y ni siquiera esperamos para ver si salía a firmar discos

No fue nadie de la gente cool de Almería, yo no soy uno de ellos, pero había gente guay, conocidos con los que hablar y juntarse, la estirpe de los meros fans de viejas glorias que repiten machaconamente lo mismo. El cantante se parecía a Stiv Bators y claro, todo era de mentira. Marky se parecía al Marky que sale en las fotos, pero total estaba ahí detrás, solo tocando la batería. El punk no ha muerto, ya te digo. Dicen que vino en un Mercedes. Bajo los efluvios del alcohol nos fuimos a otro sitio al terminar el concierto y ni siquiera esperamos para ver si salía a firmar discos o algo. Yo pensaba que si se hubiese podido hablar con él no le preguntaría, conociste a Johnny Thunders, seguro que sí, pero diría oh yes y poco más. Nunca hubiera esperado que me dijera grandes cosas de Johnny pero si me las diría en mi imaginación. Luego uno de otros que conocíamos me dijo que sí había podido hablar con él. Yo iba con lentillas y sin gafas de cerca, intentando atrapar el pasado pero ya no veía absolutamente nada de cerca con ellas. Yo quería hacer el artículo en directo, después, en una servilleta, hacer lo que nunca he hecho, escribirlo delante de los presentes, tomando una cerveza después, pero aparte de que no veía nada y nadie me podría prestar unas gafas de cerca que me sirvieran, el interés se va disipando como el humo de los sueños que van desapareciendo y convirtiéndose en otro sueño distinto en el que no sabes por qué vuelves a hablar con otra persona en otro sitio sobre el manido tema de los perdedores y los ganadores. Yo, perdedor, Marky, el más perdedor de todos. Perdedor leve, los ganadores no dan conciertos en salas pequeñas, van a recintos elefantiásicos donde los puedes ver con suerte de lejos. Donde todos los anhelos se van puedes ir tú a ver como no vas a estar nunca donde están todos los que siempre están allí. Prófugo de las noches, proscrito de las tertulias, fugitivo de las presentaciones, sufridor de las comidas. Hay una tienda de ropa rockera cerca del Berlin, pero dice que se va a mudar. Da igual porque no tendrá camisas perdidas. Es inútil, nunca nada será como lo auténtico y además terminará pronto. Los espectadores del punk de mentirijilla piden disculpas cuando te dan un codazo y sólo te da por rememorar desentierros de escenas llenas de polvo y telarañas. Hubiera sido mejor estar como ausente, indefinido y sucinto. Rock and Roll 0,0.

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