Si tuviera que responder a una pregunta sobre los hechos que considero más relevantes, en cuanto a política se refiere, acaecidos en los últimos días, señalaría la participación del presidente del Gobierno en la cumbre iberoamericana, su viaje a China en visita oficial, y la aprobación por mayoría absoluta de la reforma del sistema público de pensiones. Los viajes del presidente, por lo que significa la proyección internacional de España, para quienes vivimos el aislamiento durante la dictadura. Y la reforma de la ley, porque pienso que garantiza el futuro de las pensiones. Pero tales sucesos han pasado a segundo plano porque han aparecido dos representaciones espectaculares de la España de charanga y pandereta, que han acaparado la atención en todos los medios. Uno de ellos fue el fervor político-religioso de una evangélica invitada en un acto del Partido Popular para que hiciera de telonera y se convirtió en protagonista. Una cosa es hacer campaña ofreciendo proyectos que resulten atractivos para un electorado de la derecha, y otra querer rapiñar votos de iglesias curanderas que invocan al Santísimo por un futuro victorioso para el partido. En fin, como chirigota, ha dado sus frutos en algunos programas televisivos. El otro caso se refiere a la aparición en la portada de una revista del corazón de Ana Obregón que, a los 68 años, ha decido ser madre mediante el procedimiento de un vientre de alquiler en Estados Unidos. No es el primer caso que se conoce de padres y madres que lo hayan sido utilizando ese procedimiento, pero tratándose de una persona famosa y de tan avanzada edad, ha dado lugar a que se abra el debate sobre una práctica prohibida en España. La izquierda lo tiene claro y cualquier contrato que contenga la utilización de un vientre de alquiler se considera nulo. Pero la derecha alberga sus dudas. Ciudadanos es partidario de su legalización y en el Partido Popular hay opiniones para todos los gustos. La imagen de Ana Obregón con la niña en brazos motivó a la dirección del PP para plantease la conveniencia de una posible regulación de la gestación subrogada sin ánimo de lucro, pero ante la existencia de voces discrepantes, dio marcha atrás. De momento en España, después de haber acaparado la atención en prensa radio y televisión, parece que se han apaciguado las aguas. Esperemos que la famosa madre no haga muestras de exhibicionismo cuando venga a España y provoque, de nuevo, un debate superado.

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