El callejón del gato

Las broncas parlamentarias

No pudo elegir mejores combatientes para llevar a cabo su propósito

Las broncas que últimamente estamos percibiendo en el Congreso de los Diputados no son ninguna novedad. Váyase señor Gonzáles es una frase que ha quedado para la historia. Y si hacemos memoria, las mayores broncas desde el escaño, se han producido cuando el presidente del Gobierno ha sido del partido socialista. Puede que la semana pasada se haya tocado techo, pero no olvidemos que desde que Pedro Sánchez fue investido presidente, con el apoyo de los partidos nacionalistas, el Gobierno fue calificado de ilegítimo por el Partido Popular y por VOX, que comparten sentimientos en las bancadas de la derecha, y a partir de ese calificativo, todo lo que se diga contra Pedro Sánchez está justificado. Alberto Núñez Feijó, del que se dijo cuando sustituyó a Pablo Casado que venía para calmar las aguas, no tardó en calentarse cuando, a la vista del resultado de las elecciones del pasado mes de julio, se frustraron sus sueños de desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa que, según parece, es la verdadera razón por la que cualquier candidato de izquierdas aspira a ser nombrado presidente del Gobierno. Para emprender una oposición como merece un gobierno ilegítimo, había que colocar en primera fila aguerridos portavoces y actuó en consecuencia. No pudo elegir mejores combatientes para llevar a cabo su propósito. Me refiero a Miguel Tellado, el diputado que quisiera ver a Pedro Sánchez marchándose de España en el maletero de un coche, a Cayetana Álvarez de Toledo que vuelve, como portavoz, al estrado del que había sido apartada por sus excesos verbales, y a Rafael Hernando, nuestro diputado, cuya imagen abalanzándose contra Pérez Rubalcaba ofrece garantías de hacer una oposición como merece. Cuando fueron nombrados, vaticiné en esta misma columna que íbamos a estar entretenidos en la presente legislatura con sus intervenciones belicosas en la Cámara Baja y el tiempo me ha dado la razón. Ya puede tener cuidado el PSOE de no caer en la trampa pagando con la misma moneda. Frente a los ataques de una oposición sin mesura, se puede ejercer una defensa con argumentos sin levantar la voz. Y ante la retahíla de insultos que se suelen recitar sin fundamento alguno, conviene hacer oídos sordos. Son medidas que deberían de adoptar los diputados del partido socialista en sus intervenciones parlamentarias. El desprestigio de la política con el argumento de que “todos son iguales” es pernicioso para un Gobierno elegido democráticamente.

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