El callejón del gato

El caso Koldo

SobreJosé Luis Ábalos, recae una responsabilidad política que debería de asumir dimitiendo antes de que lo destituya el partido

La noticia del momento que acapara todos los medios de comunicación desde que se supo, es lo que ya se conoce como el caso Koldo. Este individuo, Koldo García, es el último, que se sepa, de los chorizos que no tuvieron escrúpulos para ponerse las botas en plena pandemia a cuenta del negocio de las mascarillas, y la Fiscalía Anticorrupción le ha puesto una querella a la vista de los hechos. Resulta que se trata de uno de los principales colaboradores que tuvo José Luís Ábalos cuando formaba parte del Gobierno, como ministro de Fomento. Está claro que Ábalos, que ahora ocupa el cargo de diputado, no está imputado pero yo le aconsejaría que dejara el escaño, y lo digo por su bien. En una entrevista televisiva dijo que estaba pasando los peores momentos de su vida y no creo que mejore su estado de ánimo mientras su imagen siga apareciendo en el Congreso de los Diputados. Justifica su posición por el hecho de que su nombre no figura en la querella presentada por la Fiscalía Anticorrupción y compara su caso con aquellos otros de los gobiernos de Aznar y de Esperanza Aguirre, que se lavaron las manos cuando tuvieron colaboradores que abusaron de su confianza. En parte no le falta razón. Pero, si recordamos las palabras de la Señora Aguirre, toda la corrupción que hubo en su entorno fue por culpa de unas ranas, sin que ella tuviese nada que ver. Con esa premisa despachó los casos de corrupción que hubo bajo su mandato y ahora se dedica a dar lecciones en programas de televisión. Pero Ábalos es un político que representa al PSOE y lo que para la derecha son ranas que, con su croar, apenas producen efectos en sus seguidores, para la izquierda son cocodrilos peligrosos. Tan claro lo tiene el partido socialista que, desde que se tuvo la noticia de los trapicheos de Koldo García con el negocio de las mascarillas en plena pandemia, todos sus dirigentes han condenado su comportamiento, presuntamente delictivo, con absoluta contundencia. El presidente Sánchez y su gobierno en pleno, han manifestado que hay que investigar lo que sea necesario para llegar hasta el final, y que paguen quienes resulten responsables. Con respecto a José Luis Ábalos, recae una responsabilidad política que debería de asumir dimitiendo antes de que lo destituya el partido. Hasta hoy lunes, que estoy escribiendo esta columna, no parece estar dispuesto; para mañana, tal y como está el panorama, es posible que haya cambiado de opinión.

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