Carta del Director/Luz de cobre

El papel de Adriana Valverde y su discurso

El panorama que se otea en el horizonte del PSOE de la capital no puede ser más desolador para un partido centenario

Desconozco todavía el grado de apoyo con el que cuenta la candidata en el Ayuntamiento de la capital para seguir de portavoz municipal a lo largo de la legislatura. Lo veremos en los próximos días y semanas. No se todavía sí, aunque parece decidida a seguir en el Ayuntamiento, es capaz de dar un paso al lado y ceder el papel a otro compañero de la lista, con la intención de ir preparando el terreno de la próxima candidatura. Son conjeturas, todas ellas, que necesitan de la maduración necesaria y del consenso real o ficticio de un partido hecho jirones en la capital, en el que la recomposición, estructura y modelo de futuro debe comenzar cuanto antes, si de verdad quieren ser algún día alternativa en la capital.

Si les soy sincero albergo pocas esperanzas, por no decir ninguna, de que la ciudad tenga los próximos cuatro años una oposición seria, más allá del recurso a lo fácil, al cortoplacismo o a la ocurrencia del “pensador o gurú” de turno.

Escuchando hace unos días el discurso de la candidata Valverde en la toma de posesión de la alcaldesa María Vázquez y en cómo llevó el Pleno, al ser la edil de más edad, el panorama que se otea en el horizonte no puede ser más desolador para un partido centenario, con intención de ser algún día fuerza de gobierno.

A los errores que todos conocen -parecía que ni se había leído el guión previo- se añade lo importante, lo que los almerienses que les apoyan o que los pueden ver algún día como opción de gobierno vieron: palabras deslabazadas, forzadas, sin ideas fuerza e incapaces de generar la más mínima empatía. En algún momento llegué a pensar que la elaboración había sido obra del “enemigo” interno.

Sea como fuere, lo cierto es que no llegó ni a quedar clara la mano tendida hacia el gobierno municipal. No les queda otra para sobrevivir en un mar embravecido, en el que Adriana Valverde sabe que cuenta con pocos adeptos, y más que van a ser tras las generales del 23 de julio. Y, sobre todo, sabiendo que no volverá a encabezar ninguna lista en la capital. Aunque visto lo visto hasta puede cobrar sentido aquello de “no hay dos sin tres” o el consabido “cosas verdes querido Sancho”, frase extraída del Quijote de Miguel de Cervantes.

Cómo de tensa estará la situación en el partido, que a los concejales elegidos el 28 de mayo sólo les acompañó el secretario de la agrupación local, Indalecio Gutiérrez, enfrentado a la propia portavoz y Sonia Ferrer, hasta hace unos días diputada en el Congreso y laminada de las listas a las generales. Nadie, absolutamente nadie de la dirección provincial, que imagino se había repartido por la provincia en los ayuntamientos en los que conservan el poder, para tratar de lamer heridas y creer que aún es posible caminar por la senda de los triunfos que hace mucho que en esta tierra han olvidado los dirigentes y los votantes, que disminuyen en proporción a los errores que no se perdonan.

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