El medio y el ambiente

Mi primo El Serrar y su “Princesa de Asturias 2024”

A mi generación no le resultó extraño Serrat, ni a Serrat le resultaron extraños Machado o Miguel Hernández

Por cultivar, como poco, dos bellas artes: la música y la poesía, la Fundación Princesa de Asturias acaba de concederle a Serrat su Premio de las Artes 2024, como en su día hicieron con M. Streep, Bob Dylan o Pedro Almodóvar, y ya hay quienes se preguntan ¿por qué no el de las Letras como a Leonard Cohen? Pero una canción,como dijo en una ocasión Joaquín Sabina, es o debería ser “una mezcla de una buena letra, una buena música, una buena interpretación, un buen arreglo y algo más que nadie sabe lo que es, y que es lo único que importa”.

Si de los dos párrafos anteriores extrapolamos consecuencias y a las mismas les agregamos estos versos de la canción “del Sabina” Mi Primo el Nano, “Tengo yo un primo que es todo un maestro / de lo mío, de lo tuyo, de lo nuestro, / un lujo para el alma y el oído, / un modo de vengarse del olvido / … / Y, cuando canta, / le tiembla el corazón en la garganta. /.../ Qué poca seriedad, qué mal ejemplo / para los mercaderes de los templos / ese alquimista de las emociones / que cura las heridas con canciones/... , tenemos un perfecto, por completo, retrato “del Serrat”, que ha sabido, como pocos, cantar a la libertad sin brusquedades, con poesía, y a la par, ayudando a florecer de nuevo ese viejo árbol español que siempre ha dado unos maravillosos y agridulces frutos que se llaman poesías y con las que nos ayudó a nuestros “casi 18” a empezar, no una nueva etapa de nuestra vida, sino una nueva vida, en la que todos intentábamos estar a las altura de lo que en tiempos, bastante pretéritos, se les había exigido siempre a nuestros antecesores en esas mismas aulas, como fue mi caso en la mítica ciudad ciudad de Graná y en su no menos mítica Universidad, en la que, en la que no me encontré, sino que “que me topé” con La Nueva Narrativa Andaluza, desgraciadamente extinta unos años después, así como con Canción del Sur, donde Carlos Cano ya manifestaba su querencia por lo andaluz de verdad, no por lo impostado. Como había sintonía en la Sociedad, a mi generación no le resultó extraño Serrat, ni a Serrat le resultaron extraños Machado o Miguel Hernández o, ni siquiera, Alberti y “su paloma”. ¡Ah! Ni tampoco la censurada “Fiesta”.

Plenamente justificado el Premio.

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