No me representas

Se hace necesario otro debate pero en esta ocasión sobre el sistema de representación

Si usted es político y desea saber la verdad el título de este artículo es lo que se dice en la calle por esa infinidad de personas que cada dia tienen menos interés por la política. Y esa dejadez del ciudadano está basada en una pérdida de fe en los representantes que nunca hablan sobre sus problemas sino de los de ellos. Y es que más allá de los prejuicios de la izquierda y de la derecha, y de esas mal llamadas ideologías que en realidad no existen más que como campañas de marketking, la política es una actividad que no representa los problemas de los grupos no populares de la población ni a las personas que por sus circunstancias han sido olvidados. Nuestra política solo representa a los votantes, nada más. Con esto me viene a la mente aquello que dijo Tierno Galván, que fue junto a Aranguren prologuista de la democracia española: “Un buen político debe gobernar para los que le votan y para los que no le votan”. Esa frase lapidaria es una señal de que algo va mal en nuestro presente. No obstante no voy a caer en la simplicidad de defender las derechas o las izquierdas porque creo que es una perdida de tiempo alimentar la bipolaridad, el aspecto binario, de nuestra situación política. En todo caso defendería la Tercera España, la otra opción histórica. Pero tampoco me interesa en exceso. Creo que debemos estar por encima de esto y aspirar a otro sistema de representación que no sea el partidista porque este centra su actividad en la rivalidad y no en la reflexión sobre la gestión pública, que es el verdadero objetivo de la política. En la antigua Grecia, en la cuna de la democracia, se inventó otro sistema. Había 12 tribus y cada una tenía un jefe elegido por sus cualidades personales en su territorio (no hay partidos). Esos 12 jefes tomaban las decisiones del país. Por analogía sería algo así como que los presidentes de comunidades autónomas también fueran los ministros, pero con listas abiertas y sin partidos. Entre esos 12 jefes el presidente de la democracia solo duraba 24 horas porque así se evitaba la corrupción. Así que cada día elegía a un portavoz distinto. Con esto ejemplo quiero decir que es posible otro sistema de representación no partidista, porque el problema actual es precisamente ese: el sistema de representación y no las ideologías. Yo creo que nos merecemos otra cosa y que eso nos ayudaría a recuperar la fe en la política.

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