Estrategias sin principios

Todo es pura estrategia, estrategia orientada a aventurar el futuro del partido dependiendo de la decisión que tomen

Supongo que me creerán si digo que le debemos bastantes cosas a los partidos políticos. Son muchas las cosas obtenidas gracias a su actividad, a sus planteamientos, a su existencia. Y es algo que no deja de maravillarme. Porque visto lo visto, tal vez es la plasmación real de aquel dicho de "dios escribe derecho con renglones torcidos". Surge esta reflexión porque es muy extraño que hayan derivado cosas buenas del móvil que parece guiar su actividad. Ese móvil podría ser el siguiente: "Hacer para tener". Aunque habría que completarlo de la siguiente manera: "Hacer cosas para tener el poder". Es decir, toda su actividad estaría orientada a conseguir el poder, de tal forma que, hagan lo que hagan, no lo harán basados en su convicción de que es eso lo que conviene a la colectividad, sino en si redunda o no en su propio beneficio. Es consecuencia de las informaciones recibidas sobre la actitud adoptada por los distintos partidos ante el futuro de Cristina Cifuentes por el asunto del master. Todo es pura estrategia, estrategia orientada a aventurar el futuro del partido dependiendo de la decisión que tomen. ¿Sería beneficiosa o perjudicial en futuras contiendas electorales la dimisión de Cifuentes? ¿Vendría bien para ganar elecciones apoyar la moción de censura? O ¿hay que presentar una moción de censura como la mejor decisión ante las corrupciones del PP, para conseguir el poder dentro de un año? Eso es todo lo que se les ocurre. Nadie piensa en plantear la decisión desde un punto de vista de la corrección ética: por ejemplo: ¿cuál es la decisión correcta, independientemente de las consecuencias electorales? Nos encontramos ante una actitud "consecuencialista" en el peor sentido de la palabra: analizan las consecuencias "para ellos", y son esas consecuencias las que determinarán sus acciones. Siguen el principio que enunciamos antes. Distinta sería la situación si adoptaran un principio diferente: "Tener el poder para hacer cosas de acuerdo con su ideología y que beneficien a la comunidad". Estaríamos entonces ante un "consecuencialismo" diferente por cuanto cambiarían los receptores de los resultados; y sobre todo, estarían dirigidos por unos valores que, matizados por las circunstancias, les impedirían ir tomando decisiones erráticas. Porque hacer política debería ser algo muy diferente a la búsqueda del propio beneficio. Pero es que a lo mejor estoy en la luna.

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