Hoy España es un estado perteneciente a la CE. La democracia es requisito indispensable para formar parte de la comunidad y el liberalismo y la socialdemocracia son las ideologías que dominan a la hora de formar gobierno. Tan legítimos es defender posiciones socialdemócratas, como opinar y defender con argumentos que el liberalismo aporta mayores beneficios. Lo que no es de recibo es un dirigente político discriminando de un plumazo a quienes no piensen como él. Mal asunto. El primer paso que ha dado el PP ha sido borrar del mapa la socialdemocracia en España sustituyéndola por el sanchismo. No es el caso. El PSOE es un partido socialdemócrata, Pedro Sánchez no se ha impuesto por la fuerza a presidir el partido, sino que ha sido elegido por los militantes de base con absoluta libertad y ha llegado a presidir el Gobierno con el voto de una mayoría parlamentaria que optó por la socialdemocracia. Una vez que el PP ha consolidado su teoría, sustituyendo al PSOE (un partido socialdemócrata constituido cumpliendo todos los requisitos legales) por el “Sanchismo”, ha dado un segundo paso entrando en una vertiente política peligrosa. Me refiero al mensaje con el que Núñez Feijó ha emprendido la campaña diciendo que hay que elegir entre “Sanchismo” o España. Si la rivalidad consiste entre España o “Sanchismo”, a ver si va a resultar que los socialdemócratas que votan al PSOE, no son españoles, sino sanchistas. O eres español, o eres sanchista. No pretendo equiparar la situación de España en los tiempos que vivimos, con la de hace más de 80 años, pero el discurso excluyente de Núñez Feijó, diciendo que el votante del PSOE es un sanchista que no vota por España, me trae malos recuerdos. De antiespañoles fueron calificados muchos compatriotas que, por ese “delito”, padecieron la cárcel, el exilio o la ejecución. Si España y el sanchismo son las dos opciones enfrentadas en las elecciones del día 23 de julio, habría que preguntarle a Núñez Feijó, en el supuesto caso de que consiga presidir un gobierno en coalición con VOX, qué piensan hacer con los ciudadanos que votan al sanchismo que, según manifiesta en sus mítines, votan en contra de España. Insisto diciendo que los tiempos que corren, con una España constitucional y miembro de la CE, no son equiparables a los años de la dictadura, pero el discurso “España o Sanchismo” tiene un tufo absolutista y pendenciero que infecta la democracia y habría que cortarlo de raíz.

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