Hay que reconocer que el triunfo del PP en Almería en las elecciones municipales ha sido espectacular y lo propio es felicitar al nuevo equipo de gobierno y de manera muy especial a la alcaldesa María Vázquez. Pero felicitar a un político por el éxito obtenido, no significa que haya que hacerle reverencias y no mostrar discrepancias cuando uno no comulgue con alguna de sus decisiones. En una de sus primeras declaraciones en Canal Sur Radio, María Vázquez ha planteado la posibilidad de construir un “edificio arquitectónicamente emblemático” en el muelle de Levante como parte del desarrollo del puerto-ciudad. Un edificio señero que “puede albergar un auditorio, un oceanográfico o un estudio de ciencias marinas de investigación, no sé. Eso tenemos que definirlo” ha dicho. A mi modo de ver, la misión de un ayuntamiento es cumplir con las funciones que vienen establecidas en el artículo 25 de la Ley reguladora de Bases del Régimen Local. Para desempeñar dichas funciones lógicamente son necesarios determinados medios y, entre ellos, puede darse el caso de que se sea necesaria la construcción de un edificio. Pero hay una tendencia que con frecuencia se percibe en los políticos, de poner mucho interés a la hora de colocar una placa en un edificio “emblemático” y poco interés en el desempeño de las funciones para las que fue construido. Si tuviera que citar los edificios construidos con dinero público con escasa o ninguna utilidad, necesitaría más espacio del que dispongo. Valga de ejemplo el Campus de la Justicia de Madrid más relacionado con la megalomanía de Esperanza Aguirre que con las necesidades de la administración de justicia. Hoy es un edificio fantasma perdido en mitad del campo rodeado de matorral. En la mayoría de los casos se busca un pretexto para construir el edifico con el que sueña el político para pasar a la historia y se plantea como un centro necesario para el desempeño de una actividad que sea de su competencia, pero no es el primero que, en lugar servir para los fines que se construyó, acaba siendo abandonado o utilizado para celebraciones de bodas. En la iniciativa de la alcaldesa hay una cosa que sí debemos de reconocer a María Vázquez. Me refiero a su sinceridad. Ella no se anda con chiquitas escudando la construcción del edificio en una necesidad para el desempeño de una función municipal. Según sus declaraciones, no sabe para qué se necesita. Con dinero público, claro.

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