El Cádiz CF ya sabe cuáles son las cartas que hay sobre la mesa. Ahora tiene que saber jugarlas. Esa es la cuestión. Ahora tiene que hacer lo que no ha hecho en toda la temporada, que es dar un paso al frente. Es el momento porque llega la hora de la verdad. Ya no cabe el más mínimo margen de error y afronta la última oportunidad de entrar en una racha positiva que le permita apurar sus opciones de quedarse un año más en Primera División.

El conjunto amarillo adquiere la fea costumbre de esperar a que sean otros equipos los que le saquen las castañas del fuego. En condiciones normales, con sólo 25 puntos después de 32 jornadas de Liga (se ha dejado 71 en el camino), ya estaría con el cuerpo entero en Segunda División. Pero tiene la suerte de que hay otros que tampoco están muy finos y aún puede darles caza.

El favor más reciente llega del Sevilla con su victoria (2-1) sobre el Mallorca que otorga al Cádiz CF la posibilidad de colocarse a tres puntos de los bermellones. Para ello debe conseguir la victoria en el partido que ambos equipos disputan el próximo domingo 28 de abril (desde las dos de la tarde) en el estadio Nuevo Mirandilla (33ª jornada).

El cuadro gaditano sigue dependiendo de otros pero también de lo que sea capaz de lograr en los seis encuentros que aún tiene por delante, sobre todo en el más cercano en el tiempo. Le toca hacer los deberes por sí mismo. Ahí es donde radica la dificultad.

La pregunta es si el Cádiz CF está en condiciones de dar la talla en el momento más importante del curso. Tiene que demostrarlo y cuenta con el apoyo de una sufrida afición que lo da todo desde la grada a la espera de que los jugadores hagan su tarea sobre el césped.

La trayectoria del equipo amarillo no invita al optimismo (no ha salido de la zona de descenso en toda la segunda vuelta), pero aún está a tiempo de reaccionar, a lo justo aunque todavía es posible alcanzar la permanencia. Es ahora o nunca en el partido de mayor trascendencia de los últimos años antes de pensar en el siguiente.