El Real Alcázar se ha convertido en el monumento más visitado de la ciudad en el pasado año, un hito en el que ha desbancado a la hasta ahora imbatible Catedral. Pero, a pesar de este gran logro, se puede afirmar que el monumento está perdiendo visitantes y, por ende, ingresos. Así ocurre cuando se comprueban los horarios del monumento. En los dos meses mejores del año, octubre y marzo, el recinto cierre a las cinco de la tarde, dos horas antes que en el periodo considerado de verano. Algunos de los guías oficiales de la ciudad que visitan a diario el conjunto palaciego han advertido de este hecho y piden que se reconsidere la situación. Además, señalan que sigue la picaresca con la venta de entradas.

El Alcázar de Sevilla tiene durante el año dos horarios diferenciados. Del 1 de octubre al 31 de marzo se opera con el llamado horario de invierno. El cierre es a las 17:00. Del 1 de abril al 30 de septiembre se desarrolla el llamado de verano. La clausura es dos horas más tarde: a las 19:00. La apertura de las puertas siempre es a las 9:30. Con estos horarios los meses de marzo y octubre cuentan con dos horas menos para que los visitantes puedan disfrutar del conjunto cuando el tiempo todavía es benévolo. Según los guías, esta circunstancia depara que las entradas en los dos mejores meses del año se agoten prácticamente todos los días, quedándose muchas personas sin poder acceder. También consideran que el horario de apertura se podría adelantar algo si se quisiera para mitigar este hecho. En los últimos días se han formado largas colas desde bien temprano en el Patio de Banderas para poder comprar un ticket en la taquilla –donde el número de boletos es limitado ya que el grueso se vende online– como se puede ver en la fotografía que acompaña al artículo.

Los guías también denuncian que los grandes turoperadores siguen acaparando importantes paquetes de entradas, pese a que estas pasaron a ser nominativas para evitar este problema. Señalan que durante un tiempo sí se comprobó la identidad del visitante al acceder por la Puerta del León, pero que se habría dejado de hacer hace ya unos meses por operatividad y para evitar las largas esperas. Además, advierten que con una simple búsqueda en internet se puede comprobar cómo sigue habiendo páginas que ofertan entradas para el monumento y a un precio más elevado. Se da la paradoja –añaden– que los guías no pueden ir a la taquilla con el pasaporte o documento acreditativo del visitante para sacar su entrada aunque formen parte de un grupo organizado.