La muralla islámica en su tramo de los Jardines del Valle está comida por los jaramagos. Las malas hierbas se han hecho fuertes en este importante lienzo de la cerca defensiva, uno de los más extensos tras el de la Macarena. La abundante vegetación ha crecido sin control tanto en la base del monumento como en la parte superior, entre los merlones. Además de la imagen de abandono que presenta, esta circunstancia puede provocar un gran daño en el tapial, ya que las raíces penetran generando una disgregación del delicado material. Con la llegada del sol y el calor, sino se remedia antes, los jaramagos se secarán creando nuevas tensiones en el material y su consiguiente degradación general.

Una joven pasea a su perro ante uno de los lienzos de la muralla.

Sevilla puede presumir de conservar prácticamente la totalidad de la muralla defensiva construida en época islámica, primero por los almorávides y recrecida posteriormente por los almohades, si bien muchos de estos tramos están ocultos en el interior del caserío. De los que se encuentran a la vista, el de la Macarena, que discurre entre el Arco y la Puerta de Córdoba, es el más conocido y ha sido restaurado en su totalidad recientemente. A continuación, se sitúa el tramo de los Jardines del Valle, que está mucho más descuidado, pese a que su conservación está incluida desde el primer momento en el servicio de conservación y mantenimiento de bienes del patrimonio histórico ubicados en la vía pública, del que informó este periódico en primicia en agosto de 2021. El objetivo de los trabajos recogidos en este contrato es proteger este patrimonio de daños derivados de su sobreexposición a la intemperie o desperfectos causados por actos vandálicos. Como se ve en las fotografías, las murallas de los Jardines del Valle distan mucho de estar en un buen estado.

Detalle de la vegetación que crece sin control.

Este importante fragmento del recinto amurallado que ahora le sirve como cerramiento, fue restaurado por José García-Tapial y José María Cabeza entre años 1986 y 1989. Tras una inversión cercana al medio millón de euros, y después de un complejo y difícil proceso de expropiación del antiguo Colegio del Valle, se pudo sacar a la luz más de 200 metros lineales de muralla islámica y 5 de sus torres originales.