Pensionistas enfurecidos

Un pensionista vasco percibe de media 1.157,71€. En Almería eso suena a lujo, pues aquí la cifra es de 754€

Podría ser el nombre de una cuenta de twitter, pero no, es lo que vieron las calles españolas el pasado miércoles. Justo el día anterior a publicarse los datos de pensiones de febrero. No me digan que no se presentía, ya, desde que se empezaron a recibir las cartas comunicando la subida del 0,25%.

Tengo un amigo que trabaja en lo de hacer fotocopias. Ello le convierte en un verdadero termómetro de la realidad social y le tengo de asesor, pero sin sueldo que no soy el Ayuntamiento. Bien, este amigo ya me comentó que grupos de jubilados estaban yendo a fotocopiar la carta porque querían devolverla al ministerio. ¿No pensó el Gobierno que, la carte les agriaría un poco el humor?

A la vista está que si pensaron que el enfado de enero olvidado en marzo, erraron. A veces pasan cosas así. Crees que esos nueve millones y medio de votantes, además de los acuden fijo a votar, eran un grupo tranquilo, al que había que prestar la atención justa -una fiesta de mayores en la feria - y mira la que tenemos.

Para no infravalorar la indignación deberían fijarse en la manifestación de Bilbao. Allí, llenando la plaza junto a la ría. Si están enfadados ellos que son los que más cobran de España, imaginen el nivel de malestar de aquí. Un pensionista vasco percibe de media 1.157,71 euros . Si solo miramos la pensión de jubilación, esta es de 1.332 euros. En Almería eso suena a lujo, pues aquí esas cifras son 754 y 858 euros. Unos 450 euros mensuales menos. Y la carta anunciando una subida del 0,25%. No dice, y no hace falta porque se sabe, que esto es el futuro. Además, se recalca - quizás esperando el agradecimiento emocionado, no sé- que es así gracias, insisto en gracias, a que se fija un mínimo de subida, pues de lo contrario lo que tocaría es bajarlas. La razón está en que así lo dice un índice de sostenibilidad, fórmula ininteligible que ocupa una página del BOE a letra pequeña.

Después de la semana pasada, ya nadie discutirá que la reforma de las pensiones es inaplazable. No más parches, sin demagogias, sin ocurrencias y sin meter miedo. No basta para tranquilizar, con decir que la Constitución garantiza el derecho a una pensión. Esta tiene que permitirte comer. Hace poco comenté una información de Estados Unidos. Jubilados, con 79 años, trabajando en un supermercado. No debemos vernos así, porque encima lo llamarían envejecimiento activo y te tienes que callar.

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