Crónicas desde la Ciudad

El Pingurucho

Los restos de Los Coloraos siguen vergonzosamente en el cementerio desde 1948. Esto es lo preocupante

Antonio Lao, director de Diario de Almería, es un magnífico conocedor de la actualidad provincial, de sus más recónditos entresijos y de sus personajes públicos. Sus opiniones por tanto deben ser tenidas muy en cuenta. Aunque a veces, claro, no coincidamos, claro, en el análisis, caso del traslado a los Mártires de la Libertad. Querido Antonio: por mucho que el Partido Popular trate de adornarlo, el remover el Pingurucho de su emplazamiento actual solo obedece a una decisión política derivada del sentir ideológico de su más significado e influyente núcleo duro conservador. Madurado hace tiempo y para el que las razones esgrimidas son una cortina de humo o sondeo previo. Ganas de confundir a la ciudadanía con una mudanza que nadie ha solicitado, de provocar una polémica artificiosa. Salvo que ya tengan proyectado eliminar el carácter de Plaza Mayor -emblemática y solemne- por una gigantesca hamburguesería o similar. Eliminando paulatinamente señas identitarias y sentimentales de su abandonado Casco Histórico. Así de sencillo. Bajo estas premisas acudí a la doble sesión plenaria del lunes, mañana y tarde.

Reiterativa y tediosa por la aridez de los asuntos administrativos tratados y por las limitaciones expositivas de buena parte de los intervinientes. La moción de Ciudadanos -confiando el destino del monumento a referéndum popular- fue votada en contra por IU y PSOE al considerar que su traslado sería finalmente sí o sí. Lo que yo creía un paripé pactado con el Pp derivó, sin embargo, en la humillación de estos al negarle su apoyo. Tras un risible alegato a favor del ¡rigor histórico!, el concejal Carlos Sánchez enumeró la principal ventaja según su grupo:

Una plaza diáfana, expedita. Ello supondría eliminar también los árboles y abrir al público el lienzo de arcadas ahora cerrado para uso hostelero privado, ¿o no, Sr. Sánchez? Independiente de que la Plaza Vieja es el espacio tradicional para actos solemnes (tipo Día del Pendón u homenaje a Los Coloraos), si, como dijo el cuestionado edil, con esta medida logra ascender de 1.500 a 3.000 el aforo dedicado a macro espectáculos, se haría acreedor de un Nóbel. Puesto que su vista se les hace odiosa y quieren, al parecer, reconvertirlo en un reclamo turístico propongo una doble alternativa, por aire y mar: el Aeropuerto y el Faro (este podría ir a la Alcazaba). Mientras, los restos de Los Coloraos siguen vergonzosamente en el cementerio desde 1948. Esto es lo preocupante

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios