Visto desde fuera

Como espectáculo y atracción turística son algo insuperable. ¿Como hecho religioso?Eso ya…

Recuerdo que, cuando era joven, leía los artículos que publicaba Eduardo Haro Tecglen en Triunfo. Confieso que, dada mi edad y el aislamiento cultural que teníamos entonces, no siempre conseguí entender todo lo que se decía en aquellos escritos. La información que él manejaba estaba muy lejos de mi alcance. Pero aún y así me ayudó a formarme algo más que los tediosos libros de texto.

Uno de aquellos artículos se titulaba La Biblia no es un western.

Eran los tiempos de superproducciones como Los Diez Mandamientos o Rey de Reyes. Criticaba Haro Tecglen el modo en que se estaban presentando aquellos temas tratándolos como si fueran un puro espectáculo descuidando lo que pudiera ser el aspecto religioso. Criticaba que no hicieran distinción entre el tratamiento que daban a los temas bíblicos y el que pudieran dar a las tradiciones del Kalevala o las sagas nórdicas de los Nibelungos.

Estoy recordando ese artículo precisamente en estas fechas. Fechas que reciben distintos nombres, desde Semana Santa a Fiesta de Primavera. Son tiempos en los que se produce una extraña amalgama de días festivos de asueto y descanso, con unas manifestaciones, al parecer de índole religiosa, las procesiones.

En ellas prima el colorido, el olor a flores e incienso mezclado con sonidos de tambores y trompetas y saetas mantillas y exhibiciones de tipo viril: una tropa aguerrida de costaleros levantan a pulso tronos de varios cientos de kilos a la que se aplaude de modo entusiasta por su manera de alzar el paso y dejarlo caer sobre sus hombros. Por la mañana, playa, montaña y bares.

Por la tarde-noche, el espectáculo que ofrecen las cofradías, culminado por teatralidades como "la madrugá". A lo que se añade la rivalidad de las cofradías defendiendo el mayor esplendor de la suya frente a las demás. Y la prensa se hace eco de esas procesiones alabando el entusiasmo y el fervor de los cofrades y el boato de los pasos.. Y suele venirme a la mente la Saeta, de Machado en la que se niega a cantar al Cristo del madero. Es un texto que no parecen entender los componentes de las bandas de música que repiten una y otra vez la melodía que compuso Serrat, interpretándola sin darse cuenta de la contradicción en la que están incurriendo.

Hoy es el día del Amor Fraterno. ¿Y qué?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios