Se celebra estos días el vigésimo aniversario del Teatro Auditorio de Roquetas de Mar, una edificación singular con aforo para más de mil “espectadores” (voz que comparte raíz con espejo o perspectiva, nada menos). Un espacio escénico cuyo prestigio, por la calidad y diversidad de su programación en estos años se encuentra a la altura de los mejores de Europa, gracias al desvelo de su director inaugural Juan J. Martín Uceda. Un crédito incrustado hoy en el tejido social roquetero, beneficiario directo de la socialización propiciada por su sólida oferta cultural. Y esto no es un mero eslogan porque, como bien supieron ya en la Grecia arcaica uno de los efectos del buen espectáculo es el de sensibilizar a la ciudadanía sobre un mosaico de aspectos tanto estéticos como éticos, que se activan ante la contemplación de metáforas sublimes que, velis nolis, empatizan con las que pululan entre las emociones humanas. Y qué es la cultura sino ese ingrediente de sensibilización personal o colectiva que tonifica el apego a la expresión artística en cualquiera de sus formas. Por eso la operativa del directo crudo y expresivo en un espacio único de tiempo fue elevado al olimpo del arte, desde donde este Auditorio de tronío osa rescatarlo para provecho de la culturización de los roqueteros, que ya no tenemos que peregrinar a lejanos foros capitalinos para disfrutar de las novedosas creaciones en el mundo de la danza, música, teatro, opera o chirigota, de cada temporada. Porque ese es otro gran logro del Auditorio de Roquetas: abarcar, a través de un variopinto programa de primer nivel, todas las ofertas plásticas y festines del ingenio para deleite de un público fiel que certifica su éxito con un nivel de asistencia que para sí quisieran otros teatros. Y eso durante más de 20 años ya, regalando maravillas y sueños escénicos, fundando talleres infantiles, acumulando centenares de funciones cada año y un currículo de más de mil representaciones y artistas de todo el mundo, que han enriquecido el auge cultural de este pueblo y esta comarca, lo que, si lo piensan, es uno de los índices de progreso social más exigentes y meritorios dado el poderío teatral a la hora de espolear el pensamiento crítico y afinar perspectivas para entender mejor el mundo y los retos a los que se enfrenta la sociedad. Un hito de dinamización popular, ya digo, a hombros de este gran Teatro Auditorio de Roquetas y Almería.

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