Recuerdo que durante mi estancia en Alamilla, sin h intercalada, que es como teníamos registrada la marca, gracias al guarda del balneario y del manantial, teníamos siempre en la casa un buen manojo de “manzanilla de Sierra Alhamilla” colgado en el exterior y a la sombra. Aquello era una joya de la naturaleza por el aroma que desprendía, por el sabor de sus infusiones y porque no era delito cogerla, y porque esparcíamos las semillas al cogerla. Y como me conozco y soy consciente de cuánto me gustan los productos naturales, voy a cambiar “el tercio”, porque voy a terminar hablando de química, y del parentesco de la manzanilla con las margaritas. ¡Cómo se entrecruzan la botánica y la química orgánica! Pero bueno, viene todo lo anterior a que hace unos días he leído en la prensa algo así como que van a hacer obras en Sierra Alhamilla, y aquí con h intercalada, que para los técnicos de márquetin puede venir bien, pues recuerda el nombre árabe del lugar, lo cual siempre resulta exótico. Lo que ocurre es que me parece que las obras afectan a muchas hectáreas de los alrededores del balneario, y estarán acondicionadas para “todoterrenos” pero urbanos. Los cambios de la vida.

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