El cuerpo pide fresco y el tempero no da tregua. No queda más que tomarse unas vacacioncillas, a ver si mientras refresca. El cerebro no está mejor que el cuerpo, así que nos despedimos hasta dentro de unos días con algo ligero pero estimulante. Que no sea un calientacascos, pero que nos dé a todos algún gustico. Escuchando el (ahora) famoso disco de Camarón "La leyenda del tiempo", nos encontramos con unas alegrías preciosas (como todo lo del disco. Y como todo Camarón, si vamos a eso). La música es original, pero lo que queremos resaltar es la letra: "Isla del Guadalquivir / donde se fueron los moros / que no se quisieron ir". Resulta que su autor es Fernando Villalón, un ganadero de bravo que tuvo mucha relación con los poetas de la generación del 27. Según la leyenda (o a lo mejor era verdad) se arruinó intentando conseguir toros con los ojos verdes. A pesar de esa relación con Lorca, Alberti, Cernuda y los demás, su nombre no ha pasado a la historia con la misma relevancia. La verdad es que su obra es corta y no tan brillante como las de los citados, si bien algunos versos, como los de las citadas alegrías, tienen mucha fuerza. Por cierto, el citado disco de Camarón, hoy mítico, vendió en su momento menos de seis mil copias.

Al hilo de este recuerdo, e igualmente aletargados por las calores, se nos viene a la memoria otro poeta de la misma época, también bastante olvidado, y con mayores merecimientos que Villalón: Rafael de León. Seguramente, una de las causas de su relegación ha sido su dedicación mayoritaria a escribir letras de coplas. Coplas como Tatuaje, Ojos verdes, La zarzamora o María de la O, por citar solo las más famosas de su extensa producción, buena parte de ella escrita en la misma época en que floreció la Generación del 27. Esas coplas -merecedoras de figurar en antologías poéticas- a pesar de los años pasados siguen vigentes en las versiones de los grandes del género como Estrellita Castro, Juanita Reina, Miguel de Molina o Concha Piquer. Y continúan interpretándolas los nuevos artistas; por poner un ejemplo señero, su María de la O, creada para Estrellita Castro, la han versionado en tiempos recientes Diego el Cigala, Carlos Cano o Niña Pastori. Nos despedimos con una estrofa genial de Ojos verdes: "Vimos desde el cuarto despertar el día, / y sonar el alba la torre la vela. / Dejaste mi brazo cuando amanecía, / y en mi boca un gusto de menta y canela." ¡Ay, qué envidia nos da!

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