Hay un chiste sobre la causa del fracaso de España en el Mundial, que se ha hecho viral en redes y que hemos adaptado un poco: en una comida de la selección Morata pide el salero; Pedri se lo da a Rodri, este a Alba, Alba a Pedri. Pedri ya ha olvidado cómo empezó todo y decide dárselo al portero Unai Simón que no estaba atento y no sabe que hacer con el salero, así que decide colocarlo en el centro de la mesa. Total que, Morata se toma la sopa sosa y fría. Y ahora el análisis científico: el día de Costa Rica, esta se asustó. España se puso pronto por delante y el gran portero Keylor Navas tuvo una noche negra. A España todo le salía bien y el centro del campo (del Barcelona) funcionó como un reloj suizo. Los jugadores costarricenses perseguían sombras y no tocaban la pelota. España disfrutó de un partido que es muy raro que se repita (Costa Rica es una selección apañada, como ha demostrado después contra Japón y Alemania). Contra una Alemania en horas bajas ya empezamos a pasarlas canutas. El partido fue muy igualado y pudo ganar cualquiera de los dos equipos. España, en ese partido, dio con su nivel auténtico. Japón funciona como una máquina y los jugadores son moscas cojoneras que corren sin descanso. España se puso pronto por delante en el marcador y el error fue que nuestros jóvenes jugadores debieron pensar que iban a hacer lo mismo que contra Costa Rica. Se dedicaron a magrear el balón sin apenas tirar a puerta. A los jóvenes españoles les empezaron a entrar las dudas sobre su auténtico nivel.Como Marruecos había quedado primero en un grupo relativamente difícil, a Luis Enrique no le llegaba la camisa al cuello: debió creer que Marruecos se iba a tomar el partido como si fuera la guerra de la independencia. Los marroquíes daban bocados con el visto bueno del árbitro argentino, y los niños se asustaron, se dedicaron a pasarse el balón sin tirar ¡ni una sola vez! entre los tres palos en todo el primer tiempo. Más miedo para Luis Enrique, que no tiene plan B. Solo cuando se decidió a poner a un delantero centro de verdad (Morata) y un extremo de los que corren la banda y centran (Nico Willians) creamos un par de oportunidades claras. De la tanda de penaltis para qué hablar: para el equipo español era como pasar por el dentista. Fue la peor tanda de penaltis de la historia de los mundiales ¡Ni uno fue gol! Y eso que Luis Enrique les había puesto de tarea tirar 1.000 penaltis cada uno. Pero es que el miedo, la cagalera, no se puede entrenar. PD: Con la colaboración especial de Alfredo Sánchez.

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