No sé hablar andaluz

Tampoco es típico el traje regional almeriense o al menos yo no lo he visto nunca

En el día de Andalucía he hecho feriado y he ido a oír como mi amigo Pedro Asensio diserta sobre Andalucía y Almería, el advenimiento de la autonomía, sus luces y sus sombras. Yo he nacido en Huércal-Overa, municipio perteneciente a la provincia de Almería, situado en la parte norte-levante, limítrofe con la provincia de Murcia. La familia de mi madre es de Huércal-Overa, la de mi padre es de Murcia capital, ambas con bastante arraigo en estos lugares. La primera vez que oí hablar con seseo o ceceo fue cuando me fui a vivir a Roquetas de Mar, tenía unos quince años y ya era tarde para aprender a hablar con ese acento. Luego he estudiado y he vivido en Granada, más tarde aún para aprender a hablar con el acento granadino. Y finalmente volví a Almería para no tener ningún acento, ninguna forma de hablar característica. En el día de Andalucía se reivindica el habla andaluza. He leído un titular que dice habla bien, habla andaluz. Cómo se habla andaluz, dónde se aprende. En Huércal-Overa, mucha gente se siente muy andaluza, sin embargo, la mayor parte de su vida económica, laboral e incluso social se realiza en la provincia de Murcia. Aparte del vestido de gitana, de bastante uso en feria desde hace mucho tiempo, el resto de costumbres poco tienen de andaluzas. Tampoco es típico el traje regional almeriense o al menos yo no lo he visto nunca. Para un andalucista de pro, nacido en el este o el oeste, tanto da, no es de buen gusto hablar de lo que pasó en Almería en el advenimiento de la autonomía. Para el recuerdo, sólo quedan los almerienses que intentaron fastidiar la fiesta de la autonomía votando que no o no votando, total, no iban a aguar la fiesta de las banderas y el hablar bien. Si sale, bien y si no lo apañamos para que todos hablemos bien, hablemos andaluz. A un andalucista de pro poco le importa si en determinadas zonas de su Andalucía programática no tienen ningún acento o se van a hacer sus negocios a Murcia, mientras luego vayan al Rocío. Andalucía es un espejismo, una deuda, un territorio autonosuyo, una conquista de poder, una tribu totémica. Andalucía es una guerra permanente entre dos partidos políticos. Andalucía es una emoción migratoria de opositores que hacen sus cuentas en base a los ratios y las estadísticas. En el quehacer diario de las cábalas, las prebendas y la contabilidad, por el interés te quiero, autonomía. Dame pan y dime andaluz.

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