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Calle Arráez (I)

  • Reconocimiento. Tras obtener el Ayuntamiento su propiedad, la Junta de Andalucía sometió a una profunda rehabilitación la antigua casa solariega de José Jover Giral, destinada a Archivo Municipal

Remendando el socorrido "decíamos ayer" de fray Luis de León (en mi caso sin sufrir prisión inquisitorial, afortunadamente), reanudamos el peregrinaje por calles y plazas de significada importancia, trasladándonos al arrabal de La Musalla, fronterizo a la primitiva al-Madina. Ya de pequeño me llamó la atención un vetusto caserón que, pese a las arrugas de la edad, conservaba la belleza ajada de una anciana dama venida a menos. En este palacete decimonónico de la calle Arráez ofrece su memoria documental el Archivo Municipal (AMAL) "Adela Alcocer", al que la mayoría sigue empecinada -incluido ayuntamiento y prensa- en denominarlo palacio de los marqueses de Cabra en lugar del de su original constructor y propietario: José Jover Giral. Cosas de Almería. Causa perdida en cuanto a revertir el error. La fachada lateral se ofrece a calle La Reina, antes de Gorman, por el rico comerciante Thomas Gorman, a quien esquilmaron los franceses durante la ocupación de la ciudad en 1810-1812. La rotularon cuando Isabel II ocupó el trono y no con motivo de su visita a Almería en 1862.

La trasera y desaparecido jardín lo limita el callejón del Milagro, adornado de fantásticas leyendas urbanas, aunque nunca estuvo tal advocación en la hornacina del arco que daba paso a la placeta del Juez. El acceso de Arráez a la ciudad fundacional se hacía a través de la Puerta de la Imagen, presidida hasta 1837 por una ermita de igual título. Respecto a su etimología, además de caudillo o jefe morisco, el diccionario de la Real Academia define arráez como "capitán de embarcación árabe o morisca" y/o "jefe de todas las faenas que se ejecutan en la almadraba"; manteniéndose esos cargos en la nomenclatura cristiana por parte del gremio de Mareantes y gentes de la mar. De ahí tomó su nombre nuestra calle y no, como afirma Tapia Garrido (citando a Joaquín Santisteban), por Francisco Arráez, capitán graduado del Batallón de la Milicia de Guadíx muerto en 1803. Su viuda, Josefa Gómez de Tortosa, se casó con el marqués de Campo Hermoso, ligado a su vez a la familia Jover. Calle ancha, corta, rectilínea y bien alineada en altura, salvo una anomalía urbanística puntual y un baldío solar municipal, vallado ad eternum. Desemboca a espaldas del Ayuntamiento, en la que fue vivienda de Pedro Lledó, Administración de la Renta y huerta conventual de Las Puras. En su acera derecha -chaflán con La Reina- luce la magnífica casa "rosada", propiedad de la familia Romero Balmas, en la que nació la archivera y escritora Isabel Millé, ocupada en la posguerra por la tienda de ultramarinos y petróleo de Rafael; mientras que en la planta superior el Colegio Público "Diego Ventaja" acogía en sus aulas a los niños de la zona. A continuación, la hoy ajardinada plazuela de Campomanes la preside un mosaico (obra de Jesús de Perceval) dedicado a san Valentín. Antes se colmataba por una manzana de casas obreras, limitada por las calles Niño, Colegio y la misma Arráez. Aquí despachaba comestibles Miguel del Pino y chucherías, tebeos y novelas un mínimo kiosco de madera. Derribados a comienzos de los noventa, Miguel se estableció en la acera opuesta y el Diego Ventaja fue trasladado a c/ Cervantes, ya como colegio Giner de los Ríos. En la calle Colegio (actual José A. Valente) se mantiene en pie el granero cerealista levantado de nueva planta en el siglo XVII. Ascendiendo por esta acera de los impares destacan dos sobrias casonas: en la primera se instalaron las papelerías Ortíz y Roma y la segunda es propiedad de las hermanas Palmira Colacios, hijas de Diego el Sastre (la bien surtida Galería del Disco hacía esquina a Gutierre de Cárdenas). Enfrente se mantiene sin alteración otro inmueble de dichas hermanas y el antiguo Pósito de Pescadores, sede de los Flechas Navales, equivalente marinero del Frente de Juventudes de Falange, donde disponían de colegio y banda de cornetas y tambores propia. Oportunamente restaurado, ahí se ha avecindado el Área de Hacienda municipal. Desconozco su habitabilidad antes de la guerra, pero sí que en los Cuarenta -requisado o adquirido por el régimen franquista para jefatura Provincial de Milicias y "banderín de enganche de la División Azul"- abrieron un dispensario antitracomatoso, de pediatría y medicina general del Seguro de Enfermedad, dirigido por el Dr. Manuel de Oña. Que yo conozca, su último inquilino fue el bar Las Cortinillas.

ARCHIVO MUNICIPAL

ADELA ALCOCER

Aunque volveremos detenidamente el próximo domingo, cabe adelantar como a pesar de su valor arquitectónico y protegido entorno urbano, la singular vivienda de José Jover no se incluye en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz. Sí en el PGOU vigente, reseñado en la ficha 2-62, aunque pobre en información: "Edificio relevante de la arquitectura almeriense durante el periodo isabelino". El arquitecto Nicolás Cermeño fue el encargado de restaurar (2000-2005) una superficie de 835,75 m/2, alzada en dos plantas y sótano, con una inversión estimada -según detallada memoria de obra- de 2,1 millones de euros. Una Pragmática firmada en Sevilla por los RR.CC. en junio de 1500 obligó a los Concejos locales a guardar la documentación administrativa generada, así como la correspondencia mantenida con la Corona de Castilla y Chancillería de Granada. Tal orden marca por tanto la antigüedad del archivo almeriense; obligado a conservar a buen recaudo legajos y papeles en un "arcón cerrado con tres llaves; en poder del justicia, regidor y escribano". Gabriel Pascual Orbaneja, deán de la catedral, fue pionero en investigar sus fondos como base documentada de "Vida de san Indalecio y Almería ilustrada en su antigüedad", primer libro impreso (1699) en la capital. Del voluminoso material custodiado llama la atención un ejemplar musulmán de 1477-1482: Libro de Cuentas de la Alcaicería, Aduana y Alcazaba y el Libro del Repartimiento o Apeos cristiano.Repartidos por distintas dependencias, en 1910 ya disfrutó de un emplazamiento fijo en la planta baja y sótano del Ayuntamiento que había servido de Casa de Socorro. El mobiliario diseñado por Trinidad Cuartera (desmantelado a la espera de su reubicación) tuvo un coste de 4.395 pesetas.

Antonio Llopis es el primer archivero (1858) del que tenemos información; no obstante, al fallecer ocho años después el Consistorio no consideró necesaria la provisión de la vacante y "que se debía suprimir, haciéndose esta economía en los fondos municipales… " Obviamente no sería así, sucediéndose un listado de acreditado profesionales. A destacar la ingente labor ejercida por Adela Alcocer Martínez: desde su incorporación en 1972 hasta su jubilación en 2012. La responsable asimismo del traslado a las modernas y magníficas instalaciones se hizo merecedora a que este lleve su nombre desde ese año. Aurora Carretero es la actual directora del Archivo, auxiliada por un eficaz y solícito grupo de funcionaros (en su mayoría mujeres) al servicio del investigador y público en general.

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