Más o menos acertado en la disposición táctica del equipo, lo cierto es que nadie puede achacarle a Ramis la decisión necesaria para sentar a pesos-pesados si considera que el bien colectivo lo requiere. La primera determinación la adoptó con el italiano Marco Motta, que tras arrancar el curso como dueño del carril diestro ante Nástic, Oviedo y Numancia, cayó en desgracia en Los Pajaritos y no ha vuelto a jugar.

En aquel choque el transalpino sufrió en exceso los rigores de las rápidas transiciones del conjunto soriano, hasta tal punto que llegó al descanso con una cartulina amarilla en su haber por cortar un contragolpe del contrario y el peligro añadido de poder ver otra que dejara al equipo en inferioridad numérica.

El cuerpo técnico rojiblanco optó por mandarlo a la ducha para que Fran Rodríguez ocupase su puesto, en un debut más bien gris del jugador de Almuñécar apadrinado por el técnico tarraconense, ya que defensivamente no pudo impedir las continuas acometidas numantinas.

La película de la sustitución continuó en la zona mixta, donde el italiano vino a explicar que no comprendía el cambio, ya que atesoraba la experiencia suficiente como para aguantar los 90 minutos con una tarjeta, pues no era la primera vez que le ocurría en su carrera deportiva.

Durante la semana parecía que todo había quedado resuelto, pero Ramis se la tenía guardada y prescindió de Motta en la convocatoria frente al Lorca ante la sorpresa de todos, algo que repitió el pasado fin de semana para viajar a Pamplona, dado el buen rendimiento que Fran Rodríguez dio ante el cuadro murciano.

En El Sadar se iba a producir la segunda decisión que pone en claro que Ramis no está dispuesto a casarse con nadie este curso, ni siquiera con el estandarte de la cantera unionista. Tal vez pensando en el bombardeo aéreo que les esperaba ante Osasuna el preparador catalán dio la alternativa al camerunés Owona en lugar del huercalense Joaquín.

El movimiento extrañó, ya que si se trata de una cuestión de centímetros, el almeriense supera a Morcillo, que como capitán ha ganado muchos galones. Pozo, Fidel y compañía pueden ir tomando nota porque Ramis no se casa con nadie.