Finanzas

Restos vegetales, clave para el agro del futuro

  • El reto es implementar una gestión cada vez más eficiente de los recursos disponibles bajo un modelo de economía circular

La preparación de compost es la mejor forma de aprovechar los restos.

La preparación de compost es la mejor forma de aprovechar los restos. / diario de almería

Uno de los principales problemas con los que se encuentra la agricultura es la gestión de los restos vegetales. Sin embargo, también puede ser una oportunidad, y hacia eso intenta virar el campo almeriense. De hecho, además de para reducir costes a la larga, el uso de estos residuos también contribuye a la sostenibilidad, dando lugar a un beneficioso cierre del círculo.

Así lo analiza Alicia Mª González Céspedes, investigadora de la Estación Experimental Cajamar, quien asegura que es necesario implementar una gestión cada vez más eficiente de los recursos disponibles, reduciendo la utilización de insumos sintéticos como fertilizantes y fitosanitarios, y fomentando el uso apropiado de los subproductos obtenidos.

Los postulados de la economía circular, ese modelo que potencia los sistemas naturales de protección y promueve el desarrollo de técnicas que mejoren las condiciones tanto biológicas como físico-químicas de los mismos, así lo recogen. "La preparación de compost es la mejor forma de aprovechar los restos vegetales y posibilita la sustitución de un abono mineral de síntesis por otro orgánico. Este aporta una menor proporción de elementos fertilizantes que otro sintético, pero lo supera en contenido en materia orgánica, mejorando así la estructura del suelo y sus propiedades físicas, químicas y biológicas", explica la investigadora de la Estación en un artículo en el blog de la entidad.

El proceso de compostaje se define como "la descomposición biológica aeróbica de residuos orgánicos de distinta procedencia bajo condiciones controladas", por lo que en principio cualquier material orgánico es susceptible de compostarse: restos de cultivos hortícolas, restos de poda tanto de frutales como de jardinería, subproductos de manipulación y de elaboración de cosechas, e incluso podríamos considerar los residuos generados en industrias agrarias diversas como almazaras o bodegas.

"Por motivos que la ciencia no termina de explicarse muy bien todavía, el uso del compost tiene múltiples beneficios asociados, como la mejora de la germinación y el crecimiento y desarrollo de semillas, los efectos positivos sobre la población microbiana autóctona en suelo, la disminución en el tiempo de floración y fructificación, el aumento en el tamaño de los frutos, una menor incidencia de enfermedades de los cultivos y la disminución casi total de la población parasitaria de nematodos", suscribe González, quien explica además que las plantas sintetizan de manera natural unas sustancias denominadas bioestimulantes o reguladores del crecimiento vegetal, que en cantidades pequeñas promueven determinadas funciones fisiológicas, y que son producidos por microorganismos que aumentan su actividad sobre la materia orgánica del compost".

"La determinación de la capacidad de supresión de patógenos por medio del compost está relacionada con los microorganismos que intervienen en la descomposición de la materia orgánica. Los sistemas actuales de compostaje también son capaces de producir compost de residuos verdes con efecto supresivo en las enfermedades de suelo, y la comunidad microbiana existente en el compost ha sido documentada como el factor principal para el control biológico a través de varios mecanismos relacionados con la relación ecológica entre los microorganismos".

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