Bosques

Almería se blinda ante la inminente temporada de incendios

  • Si los montes no se restauraran después de ser arrasados por el fuego, no volverían a verse igual”, Juan Martínez

  • La mayoría de los fuegos se originan por el factor humano como residuos de cristal en un entorno seco o colillas sin apagar

Juan Martínez Camacho en la oficina de Obras y Servicios 'Marca' en Vélez Rubio.

Juan Martínez Camacho en la oficina de Obras y Servicios 'Marca' en Vélez Rubio.

Entrando en la recta final para dar la bienvenida al verano que llegará a nuestras vidas el próximo 21 de junio, aunque es bien sabido que las temperaturas veraniegas se hacen sentir desde mucho antes, también entramos en la temporada en la que aumenta el peligro de incendios. Desde el 15 de junio hasta mediados de septiembre e incluso en ocasiones hasta octubre, los efectivos dedicados a la extinción de incendios se mantendrán en alerta para erradicar con la mayor rapidez posible el fuego que pueda afectar a la vegetación y fauna del medio natural.

Aun así, durante todo el año se llevan a cabo grandes obras y trabajos para prevenir y controlar en la medida de lo que se pueda la expansión de incendios y a esto se dedica Juan Martínez Camacho, administrador de la empresa Obras y Servicios ‘Marca’ de Vélez Rubio que se ocupa de trabajos forestales, ecológicos y obra civil.

Cada año entre los meses de marzo, abril y mayo, con su flota de más de 30 máquinas entre buldócer y tractores, además de otra maquinaria más pequeña propia de trabajos manuales, Juan Martínez se dispone a realizar las limpiezas de todos los cortafuegos que lo soliciten. “Dependiendo de las lluvias que hayan caído ese año habrá más trabajo o menos. Pero la orografía y el residuo también son determinantes. A veces necesitamos buldóceres o tractores con traíllas, desbrozadoras de cadenas o martillos, y luego algunos cortafuegos se limpian a mano. Empleamos unas máquinas u otras según convenga”, explica el administrador. Además, indica que lo aconsejable es realizar estos trabajos cada año, para así cuando llegue el verano, el cortafuegos esté limpio y prevendrá la expansión del incendio.

Además de preservar cortafuegos, Juan Martínez los crea, lo cual es un trabajo muy duro y pesado y no es para menos ya que primero hay que cortar y sacar todos los árboles y arbustos del cauce en el que se va a situar la línea que impedirá que el fuego se propague, dejarlo todo limpio y por supuesto, convertir de alguna manera la madera que sobre en un recurso.

Desde hace varios años, la empresa trabaja en conjunto con la Consejería de Medio Ambiente, además de ayuntamientos y en fincas particulares debido a esta problemática. Por ello, si se tornan las circunstancias y se inicia un incendio la empresa que administra Juan Martínez también es capaz de prestar apoyo a los retenes forestales. Hacer calles a distancias comprendidas para preservar la seguridad, cortafuegos para evitar que el incendio se propague de una sierra a otra, apagarlo y cumplir las demás órdenes que provengan del cuerpo encargado de la extinción del incendio son algunas de las tareas que desempeña Martínez con su equipo. Por ello, cuentan con 9 buldóceres entre las provincias de Almería, Granada y Jaén, uno en alerta las 24 horas del día y otros de disponibilidad uno y dos. No obstante, a veces ha sucedido que, dada la virulencia del fuego, se han concentrado cinco buldóceres en un mismo sitio.

Si bien, este es un trabajo en el que se corren muchos riesgos: “Con la maquinaria puedes tener un accidente y con el fuego realmente estás expuesto. Corremos los mismos riesgos que un bombero, un helicóptero que trae agua o cualquier medio que esté implicado en la extinción del fuego porque estamos todos muy cerca de él”, explica Juan Martínez. Por eso, cada uno de los integrantes de su equipo cada año, además de pasar un reconocimiento médico, realiza un curso de actualización y de formación que les permitirá desempeñar su trabajo con mayor seguridad.

El lector puede pensar que con un monte quemado queda poco que hacer. Sin embargo, nada más lejos de realidad, tras un incendio toca restaurar el monte, “si después de un incendio un monte no se restaura un monte, jamás volverá a verse igual que antes”, comenta el de Servicios y Obras ‘Marca’. Uno de los primeros objetivos de la restauración es asegurar los accesos tanto de entrada como de salida al monte ya que, las zonas forestales también están habitadas. Para ello, se cortan los árboles cercanos a los caminos que se hayan quemado para evitar que un momento dado caigan y corten la circulación del camino. Además, muchos de los montes están poblados con pinos, una especie que una vez que arde no vuelve a brotar, por lo que hay que limpiar la tierra con la idea de que algún día el mismo sitio pueda ser reforestado, todo depende de la inversión que se quiera hacer para esta causa.

Si bien es cierto que dentro del caos causado hay un poco de orden. Con la motivación de perseguir un mundo verde y la sostenibilidad que es un pilar fundamental para alcanzarlo, todo lo que se pueda aprovechar de un incendio se aprovecha. “Los árboles que han tenido que ser cortados se apilan a los bordes de los caminos, entonces los maderistas la van recogiendo para hacer tablas, palés, contrachapados, peles- tan significativos hoy en día para la calefacción- e incluso biomasa. Dentro de la pérdida, no se desperdicia nada”, afirma el administrador.

Un cortafuegos en la sierra de María sin limpiar. Un cortafuegos en la sierra de María sin limpiar.

Un cortafuegos en la sierra de María sin limpiar.

El mismo cortafuegos de María limpio. El mismo cortafuegos de María limpio.

El mismo cortafuegos de María limpio.

Gracias al esfuerzo de las administraciones, que demuestran una gran preocupación por los parques y parajes naturales haciendo una gran inversión en su recuperación y preservación, en conjunto con el de empresas como Obras y Servicios ‘Marca’ la vida logra abrirse paso y eso sucede cuando se procede al proceso de reforestación. Es un proceso largo, cuya proliferación depende casi en su totalidad de factores climáticos como las lluvias. No obstante, la mano humana también realiza un gran trabajo para volver a poblar los montes de árboles. Según explica Juan Martínez “para preparar el terreno para un bosque primero es necesario subsolar el suelo, con ello se pretende remover la tierra para estimular de nuevo sus nutrientes. Luego se hacen los alcorques para almacenar el agua alrededor de la planta, a continuación, se riega y finalmente se colocan protectores para evitar que la fauna propia del lugar dañe a las plantas tan pequeñas. Además, dependiendo del clima habrá que regar más o menos veces, pero esta es la manera en la que se empieza”.

Y todo este trabajo y esfuerzo que realiza Juan Martínez, viene a partir del amor que le profesa al monte desde su niñez marcada por su abuelo que era maderista y su padre tenía una fabrica de palés. “Siempre he visto a mi abuelo y a mi padre sacando madera de los bosques, por eso, desde siempre supe que lo mío eran los trabajos forestales. Además, este trabajo es beneficioso para todo el mundo. Si no se cuidan los montes acabarán por secarse. La vegetación es la que permite que se reduzcan los niveles de CO2, que es un problema grave, y si los olvidamos no sé como vamos a mitigar el asunto. Si no cuidamos la naturaleza, estamos perdidos”, sentencia Juan Martínez.

Además, Juan Martínez señala que no hay mejor prevención contra el incendio que el simple hecho de no provocarlo, y da cuenta de que en muchas ocasiones los incendios son resultado de problemas no solucionados entre individuos. “Hacerle daño al monte, es hacernos daño a todos”, subraya. No obstante, en algunos casos un monte mal cuidado y seco es el espacio idóneo para la propagación de fuegos, sobre todo si influye el factor humano como cristales o colillas mal apagadas.

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