Almería

El Acebuche, 30 años de transformación

  • Además de nuevas obras y mejoras, el cambio más significativo es el perfil de presos y la introducción de programas de reinserción que arrojan niveles de éxito

Con sus luces y sus sombras, la Prisión Provincial El Acebuche de Almería celebra este mes su 30 aniversario. Tres décadas de cambios y transformaciones que han contribuido a que en la actualidad, el centro penitenciario sea un referente en cuestiones como el nivel de reinserción de los internos que han cumplido condena o incluso la tasa de reincidencia que se sitúa por debajo de la media nacional, entre otros.

 

El pasado 15 de julio se conmemoró la fecha  de la apertura y traslado de los primeros presos a las nuevas instalaciones, desde la prisión de a carretera de Níjar a la actual. Fueron los problemas de espacio los que motivaron la nueva construcción, aunque durante años convivieron los dos centros, el viejo destinado a internos de tercer grado que solo iban a dormir por las noches tras concluir su jornada laboral en el exterior de la prisión.

 

Sin embargo, hasta el 20 de octubre no fue inaugurada por el entonces ministro Fernando Ledesma.

 

El treinta aniversario se celebra cuando está a punto de inaugurase las obra más trascendental que ha sufrido desde su inauguración. Los nuevos módulos que ampliarán la capacidad de la prisión de Almería en más de 500 reclusos, están íntegramente concluidos a la espera de que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias decida cuándo se pueden poner en marcha las nuevas instalaciones para iniciar una nueva etapa con espacios adecuados a las nuevas realidades y servicios con mejores prestaciones tanto para internos como para los propios funcionarios y trabajadores.

 

En estos 30 años de vida, las rejas de la cárcel de Almería han sido testigo de una espectacular transformación no solo en cuestión de instalaciones, sino también de programas dirigidos a los internos e incluso de las plantillas de funcionarios, que con el paso de los años se han ido especializando mediante sistemas de formación profesional.

 

La reducción de la población reclusa, que ha pasado de sumar más de 1.300 internos en su época de mayor población hasta los 800 actuales, también ha experimentado un cambio cualitativo muy notable, así como la relación entre los más de 370 trabajadores actuales y los presos. Como explicó a Diario de Almería el propio director del centro penitenciario, Miguel Ángel de la Cruz, "el perfil delictivo también es muy diferente al que había en sus inicios. Ahora se han incorporado con fuerza los internos condenados por delitos de violencia de género, contra la seguridad del tráfico y por agresiones sexuales. También se han incrementado los presos extranjeros, aunque en estos momentos la cifra general se está viendo reducida con respecto a años anteriores". De la Cruz asegura que un dato muy importante es el hecho de que  "la conflictividad entre los reos es menor que hace 15 años, de hecho ya no funciona el departamento de internos de  primer grado desde el año 2008". 

 

La cárcel de El Acebuche vive en estos momentos un momento tranquilo, después de haber vivido momentos de extrema tensión a finales de 1980 y durante los años 90. Precisamente fue en mayo de 1988 cuando se produjo el incidente más grave de su historia. Diez reclusos considerados de máxima peligrosidad tuvieron retenido durante 14 horas a un grupo de once trabajadores tras intentar una fuga frustrada que finalmente se solucionó con diálogo. 

 

En los años 90 fueron varias las fugas de película que se llegaron a materializar con serraje de barrotes, escalada de muros o incluso descenso de tapias con sábanas trenzadas. Fue en esta década cuando se empezó a considerar a El Acebuche como una prisión en declive y casi obsoleta, después de haber estado considerada en sus inicio como una de las cárceles más grandes y seguras de todo el país. 

 

Tras estos incidentes, los internos más conflictivos empezaron a ser trasladados a otras prisiones tipo de España que reunían las condiciones de seguridad necesarias. Y fue a partir de entonces cuando se inició un esfuerzo renovador de instalaciones que se ha prolongado hasta hoy con la construcción de los nuevos módulos que esperan su puesta en marcha. Fue en el año 2011 cuando se procedió a la ejecución de una reforma integral del centro penitenciario, proyectada ya con anterioridad a la vista de las acuciantes necesidades, con un presupuesto de 14 millones de euros.

 

Entre las obras, que han sido básicas para la transformación y cobertura de necesidades y exigencias de El Acebuche, destaca la modernización de los sistemas tecnológicos de seguridad. Se ha renovado en su totalidad la cocina, las instalaciones eléctricas, de agua, telefónicas...; se ha informatizado toda la gestión administrativa penitenciaria y se han establecido programas informáticos de gestión de todos los procedimientos penitenciarios: de comunicaciones, de peculio de internos, de gestión...; se ha facilitado la gestión de las comunicaciones de los internos con familiares y amigos mediante el sistema de cita previa por internet y se ha puesto en marcha un programa de gestión automatizada de llamadas telefónicas por los internos; se ha rehabilitado parte de los espacios residenciales dotándolos de los elementos de habitabilidad necesarios; jardines; y se ha construido la Unidad de Custodia Hospitalaria para facilitar el trabajo de los agentes de la Policía Nacional y garantizar la máxima seguridad e independencia, entre otras mejoras.

 

Pero además de obras, no menos importantes son los  programas de reinserción, prevención y tratamiento puestos en marcha con la colaboración de asociaciones e instituciones, así como la construcción del Centro de Inserción Social (CIS) con 200 plazas para internos en régimen de semilibertad y que también adormece a la espera del mobiliario y dotación de personal para su apertura.

 

En estos treinta años de vida, la Prisión Provincial El Acebuche de Almería ha logrado adaptarse a las necesidades y actualmente se puede decir que es un centro penitenciario preparado para seguir caminando en un espacio de convivencia y reinserción de los penados por la justicia. 

 

El Acebuche es un centro relativamente joven al que le precedieron muchos otros desde 1870 y que constituyen la historia de las cárceles de Almería. Para hacernos una idea, en la segunda mitad del siglo XIX, la provincia contaba con nueve cárceles de partido judicial instaladas en la capital, Berja, Canjáyar, Cuevas de Almanzora, Gérgal, Huércal-Overa, Purchena, Vélez Rubio y Vera. El deterioro, en muchas incluso declarado estado de ruina, y el hacinamiento, han sido los motivos que han ido provocando a lo largo de la historia nuevas construcciones.

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