Almería

1936: Almería, fiel a la República

  • Guarnición militar. La de Almería intentó sumarse al golpe de Estado tres días después que el resto de la península. Fue abortada por las milicias populares, fuerzas de Aviación y cañonero Lepanto

El 18 de julio de 1936 un grupo de generales desleales al Gobierno constitucional (Mola, Sanjurjo, Franco, Saliquet, Queipo de Llano -especialmente agresivo y soez con Almería desde los micrófonos de Radio Sevilla-, etc.) protagonizaron el golpe de Estado que desangró a España en tres interminables años de guerra incivil. En Almería, el 81º aniversario de tan luctuosa efeméride se retrasó hasta el día 21 con la salida del cuartel de La Misericordia del Batallón de Ametralladoras, acompañado de carabineros y paisanos. Varios son los autores que se han ocupado del tema recurriendo a testimonios personales, contenido de la Causa General (A.H.N.), sumarios de guerra en el Juzgado Militar Togado de Almería y archivos varios. Es obligado destacar los trabajos pioneros de Rafael Quirosa-Cheyrouze, en especial "Política y Guerra Civil en Almería" (Ed. Cajal, 1986); o "Cuando la muerte no quiere", libro de memorias -ya en el exilio mejicano- de Juan Ruiz-Peinado Vallejo, gobernador Civil en el momento de la sublevación y por tanto testigo presencial imprescindible. Y referido a la vida en retaguardia, los ensayos de Sofía Rodríguez (Mujeres en Guerra y Quintacolumnistas) u Oscar Rodríguez Barreira.

Capítulo aparte merece la prensa. Nueve cabeceras se editaban en la capital: Adelante, La Crónica Meridional, La Defensa, La Independencia, Rebelión, La Región, Voluntad, La Voz y Diario de Almería; naturalmente ajeno al Diario que hoy tiene en sus manos, benjamín del Grupo Joly y que actualmente celebra el 10º aniversario. En las hemerotecas provinciales no existen ejemplares próximos al día de autos y los investigadores solo teníamos acceso (difícil) al depositado en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Gracias a la generosidad del matrimonio Amalia Cuadra Santaolalla-José Ramos Santander dispongo del impagable nº 6842, publicado el domingo 26-VII-1936. Primero salido de sus talleres después de la insurrección y en el que se detalla el discurrir de la fatídica jornada desde el rigor periodístico. En diciembre de 1916 fue fundado por Cristóbal Guerrero (con Domingo Sánchez de gerente) como "periódico independiente de la mañana"; a este le sucedió Arturo Giménez (1923-1926) y Juan Martínez Parra, con Salvador Cañadas Jiménez de director hasta el final de sus días. Diario de Almería supo adaptarse a las circunstancias que cada momento político exigía; incluso en la guerra se convirtió -tras ser intervenido por el Sindicato de Artes Gráficas- en el tornavoz del Partido Comunista de España. Sin indemnización alguna a sus legítimos propietarios, en la posguerra fue incautado por el régimen franquista, siendo utilizada su maquinaria impresora por Yugo, diario del Movimiento. En cada etapa se rodeó de los más prestigiosos colaboradores, acrecentando su prestigio y tirada (habitualmente de cuatro páginas y distintos formatos) hasta competir ventajosamente con el decano LCM y La Independencia, sujeta al obispado de Almería. En su última etapa la administración y redacción se domiciliaban en calle Las Tiendas nº 10.

ABORTADA LA INTENTONA GOLPISTA

En previsión de un alzamiento sedicioso, los días previos la ciudad era un hervidero de campesinos y mineros llegados de la provincia tras la petición del diputado socialista Gabriel Pradal. Controlada la estación radiotelegráfica de la Alcazaba y las llamadas del exterior del bando rebelde, las conversaciones del gobernador Peinado Vallejo y el tte, coronel Huerta Topete -responsable de la guarnición de la plaza- cesaron cuando éste supo que en Granada había triunfado el golpe de Estado. Con el rechazo de la Guardia de Asalto, Guardia Urbana y del tte. coronel de Carabineros, Isaac Llopis (rápidamente detenido), pero sí el apoyo incondicional de gran parte de este Cuerpo, Guardia Civil y ultraderecha local, el dubitativo Huerta, obedeciendo a un telegrama del general Franco, declaró el estado de guerra "en vista de la gran cantidad de personas armadas que hay en Almería, que representan un serio peligro". La suerte estaba echada y las puertas de La Misericordia se abrieron en la madrugada del día 23 para dar paso a dos compañías al mando de los capitanes Fuster Rosiñol y Navarro Chacón. Seguimos la narración del Diario de Almería. Antes, el titular y sumarios sitúan al lector frente al contenido de la crónica:

"En la madrugada del martes último, el Batallón de Ametralladoras, la Guardia Civil y parte de la Comandancia de Carabineros se declaran en rebeldía contra la República. El pueblo, en unión de los de Asalto y Guardia Municipal, en brillante jornada, bate a los sediciosos. Por la tarde, con la ayuda de elementos de Aviación, se logra rendir a los sublevados". El editorial fija su posición: "La insensatez del momento".

DEFENSA NUMANTINA

Controlada la Alcazaba por una sección de Infantería, a las cinco de la mañana las dos columnas se distribuyeron por el Parque y calle de la Almedina, sometiendo a la Casa del Pueblo (hoy Archivo Municipal, c/. Arráez) y al cuartel de Carabineros. En esa calle La Reina fue leído el bando de guerra, señalando gravísimas penas a quienes se alzasen contra ellos. En cambio no pudieron rendir al cuartel de la Guardia de Asalto (en el colegio de Las Puras, actual UNED) ni el Ayuntamiento, bravamente defendido por los Municipales, fieles a la República. La del Parque se adueño de la estratégica Radio Almería, pero no del edificio de Correos y Telégrafos fuertemente defendido; ascendiendo por el Paseo -en el que instalaron ametralladoras en algunos terrados- y confluyendo ambas en Puerta de Purchena. Su objetivo era el edificio del Gobierno Civil, en c/. Javier Sanz (entre las de Valero Ribera y Obispo Orberá). Defendido por la Guardia de Asalto, al mando del capitán Peñafiel, aquí se refugiaron las autoridades provinciales. Hostigados desde numerosas posiciones por los sublevados, la situación se hizo angustiosa antes de la llegada de dos fuerzas salvadoras: un grupo de soldados de Aviación huidos de la base de Armilla (Granada) y la entrada al Puerto del cañonero "Lepanto", del que dimos cumplida cuenta la semana pasada. El panorama cambió radicalmente de signo. Esa misma tarde los rebeldes izaron bandera blanca en la Alcazaba y cuartel de La Misericordia, donde la oficialidad fue confinada. Hasta marzo de 1939 Almería permaneció fiel al gobierno de la II República.

En la jornada se contabilizaron seis muertos y una docena de heridos, atendidos en el hospital habilitado en el convento del Servicio Doméstico (calle Real). Fueron detenidos 43 jefes y oficiales del Ejército, Guardia Civil y Carabineros, llevados a Cartagena en el "Lepanto" y, desde el mercante "España nº 3", arrojados al mar tras ser fusilados. Otros 100 individuos de extrema derecha y falangistas fueron recluidos en El Ingenio, entre ellos "un limpiabotas mudo". Diario de Almería relaciona igualmente las iglesias incendiadas, incluyendo la quema en el exterior de imágenes en san Juan y san Roque, "evitando así que el fuego se propagara a las casas colindantes".

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