Almería

Carboneras esconde bajo el agua un museo arqueológico

Carboneras esconde bajo el agua un museo arqueológico

Carboneras esconde bajo el agua un museo arqueológico

En sus aguas territoriales, Almería alberga grandes tesoros. Desde los tiempos del puerto de Abdera, miles de barcos que realizaban trayectos comerciales frente a las costas de la provincia, acababan en las profundidades del Mediterráneo, ya fuera por los piratas o por algún choque con la multitud de rocas que se camuflan bajo la espuma. Esos pecios derramaban por la arena una gran cantidad de artículo de valor, desde ánforas a cajas de caudales llenas de monedas, cuyo valor se multiplicaba con el paso de los años, siglos e incluso milenios. Los expoliadores hacían su negocio a costa de la historia, hasta que el Gobierno declaró a los naufragio Patrimonio de la Humanidad y los controles se han intensificado.

Miles de hundimientos después, ahora que existen sofisticados sistema de navegación y que la piratería ha quedado relegada sólo a países poco desarrollados, en Carboneras sigue teniendo bajo sus aguas unas maravillas, que se han adaptado al paso de los tiempos. Carlos Abad, Técnico Especialista en Tratamientos de Agua, observó como la Central Térmica podía servir para acelerar el proceso único y sofisticado de envejecimiento de forma 100% natural y ecológica. Vamos, que la colonización de especies que antes podía durar unos dos mil años, ahora se consigue hacer en cinco. ¿Cómo?, conduciendo toda esa vida marina que es rechazada del agua usada en el sistema de refrigeración de la central, al lugar donde descansan las ánforas y demás piezas, en una de las dársenas del puerto carbonero. La velocidad del agua y que no se entierren, como ocurría en mar abierto, facilitan el proceso natural acelerado de envejecimiento. Una técnica que ha comenzado a llamarse ánforacuicultura y que tiene en la empresa almeriense Ánforas de Mar a su pionera.

El Mediterráneo decora a su antojo nuestras piezas y las hace únicas y exclusivas"

Es el mar Mediterráneo el que decora a su antojo las piezas, con la flora y fauna que le caracteriza, haciéndolas únicas y exclusivas. Pero también las ánforas sufren un proceso previo a su inmersión. Éstas son sometidas a electrolisis para erosionar el barro y que de esta manera, el plancton marino no se resbale y anide más fácilmente, creciendo y reproduciéndose sobre ellas, con el objetivo de que se fosilice y forme parte única de éstas para siempre. Una vez sumergidas las piezas, un equipo de buceadores profesionales las someten a un circuito natural y las van rotando periódicamente, pues durante las distintas estaciones del año varían los ecosistemas de los que se nutre cada pieza: coralina, anélidos poliquetos, ostras, esponjas variadas. Igualmente, influyen las luces y las sombra, las corrientes, rocas, arena...

Por deferencia a la historia, el ánfora es la pieza más codiciada, pero no es la única que comercializa esta empresa. A destacar las lámparas de distintos tipos, con pantallas de red de pescador reciclada; collages a medida para paneles o murales decorativos, con proyecciones de arena de playa y restos naturales abandonados; mesas de distintos tamaños; bustos como el de Neptuno, Dios del mar, Medusa, esculturas y torsos romanos, griegos, capiteles...

Al contar con una patente que les permite envejecer todo tipo de materiales nobles, Ánforas del Mar decidió que además del barro, probaría con mármol reconstituido o piedra natural, todo respetuoso con el medio ambiente. La última novedad es la introducción de las esculturas más significativas del arte universal, además de un gran número de piezas de alto valor ornamental y decorativo. Un auténtico museo, de los mejores del mundo, que en este caso se encuentra sumergido bajo las aguas almerienses.

Y este tesoro actual, acaba en manos muy diversas. La empresa tiene clientes finales que les compran a través de la página web; profesionales con comercios que compran al por mayor; distribuidores en ciudades concretas; interioristas, decoradores y arquitectos que cuentan con sus piezas para las decoraciones de alto standing; museos que les piden reproducciones para exponer y vender en sus tiendas; bodegas, restaurantes, marisquerías, spas... El método de venta que supone la base de la empresa consiste en abrir puntos en hoteles de 4 y 5 estrellas y en sitios turísticos, como por ejemplo el faro de Formentor en Mallorca; museos submarinos como el Arqua en Cartagena o el Naval de Madrid; oceanográficos, acuarios y hoteles, a los que ofrecen decorar sus halls con vitrinas provistas de un surtido de las mejores piezas que modela el Mediterráneo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios