Almería

Cortijo del Fraile y Palacio del Almanzora seguirán su senda

  • Ayuntamiento y Junta trabajan para su puesta en valor y evitar que el paso tiempo acabe derribándolos

El equipo de gobierno con profesores de Granada en el Palacio del Almanzora.

El equipo de gobierno con profesores de Granada en el Palacio del Almanzora.

La rehabilitación de inmuebles de importante valor histórico, social y cultural se ha convertido en denominador común para las administraciones almerienses. Es el caso de monumentos como el Palacio del Almanzora en Cantoria y el Cortijo del Fraile en Níjar.

En el caso del primero, el Ayuntamiento de Cantoria trabaja codo con codo con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación de la Universidad de Granada para analizar y plantear un proyecto viable para su rehabilitación. La visita es consecuencia del trabajo iniciado por el gobierno municipal hace más de un año y que ha dado como fruto la firma de un convenio de colaboración con la Universidad de Granada. "El objetivo es que este grupo realice un trabajo científico y técnico que se plasme en cerca de una decena de proyectos arquitectónicos que el Ayuntamiento pueda utilizar en un futuro para poner en marcha la ansiada rehabilitación el Palacio Almanzora ", explica la alcaldesa Puri Sánchez.

Una vez el Ayuntamiento de Cantoria disponga de estos estudios, el gobierno de Puri Sánchez volverá a pujar para que en la próxima convocatoria del 1,5% cultural que otorga el Ministerio de Fomento se incluya la recuperación de este monumento del siglo XVIII.

En el caso del segundo, la Junta ha retomado de forma directa los contactos con los propietarios del Cortijo del Fraile, el inmueble ubicado en Níjar en el que se sucedieron los hechos que inspiraron 'Bodas de sangre' a Federico García Lorca, y 'Puñal de claveles' a Carmen de Burgos, con el fin de explorar los usos que se pueden dar a este bien de interés cultural (BIC) recientemente consolidado.

El delegado de Cultura, Alfredo Valdivia, retomó en diciembre las conversaciones con la sociedad Agrícola Mar Menor, dueña del cortijo asociado a una explotación ecológica, para tratar de dar un uso cultural al edificio desde una perspectiva "global" en la que pudieran participar otras áreas como Medio Ambiente.

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